Elegante
Caballero de finos modales
Reconocido por su galantería
constante
Nunca le vieron proceder de
mal modo
Jamás le escucharon decir
groserías
Referente de las abuelas, que
lo miraban con buenos ojos, para alguna de sus nietas
En cualquier conversación se
hablaba de su educada compostura
Los domingos en la Iglesia,
sentado en primera fila, impecablemente vestido asistía. Solía ser generoso en
las ofrendas y muy ceremonioso, al saludar al párroco, cuando terminaba la misa
Quien no conocía a Baltazar,
no conocía el Barrio
Le habían puesto Baltazar,
porque al nacer sorprendió a su padre el color de su piel y asombró su madre el
tamaño de su dote
Buen alumno en los estudios.
Mejor compañero entre los compañeros. Así se comportaba Baltazar
Hasta lo invitaban para ser,
orador en algún acto, porque hablaba muy bien y se expresaba claramente
Tenía una pasión, que con
nadie compartía. Le gustaba la lectura, la pintura, el cine y la escritura. El
arte lo conmovía y lograba lo que nadie. Llegar hasta su fibra más íntima
No se le conocía compañía.
Eso llamaba la atención
Muchas habladurías, tejían anécdotas
e inventaban cosas, imposible de comprobar si eran ciertas
Pero…. la mala fama precede
la historia de algunas frases y aquello de “miente que algo quedará” se instaló
en el barrio y lo que comenzó siendo calumnias e injurias, pasó sin pausa, a duda
primero y a verdad después, con la velocidad de un rayo
No hay peor cosa que la
chusma turbada; auto convocados en las escalinatas de la Biblioteca Popular, a
la cual jamás habían ingresado, pintaron consignas en contra de Baltazar
“CLAROOO, bramaba una vieja, CREYO
QUE NOS IBA A ENGAÑAR, CON ESA CARA DE SANTITO” y acto seguido cayó desmayada.
El Rogelio que andaba por ahí,
sostenido por un poste a causa del desborde que una damajuana le ocasionó, pretendió
asistirla. La vieja que yacía inmóvil tirada en la vereda se incorporó de un
salto, cuando intentó practicarle respiración boca a boca, para reanimarla
La señora del Video Club,
viendo el desmadre bajo las cortinas y el parrillero de la esquina de una
carrera entró el chulengo que echaba humo por la chimenea, porque recién le
había desparramado el carbón
De camino a la casa de
Baltazar, la cosa se venía poniendo cada vez más espesa
Al llegar, una sorpresa les dio
la bienvenida. La casa estaba cerrada y las luces apagadas. Eso bastó, para
desmembrar la intentona de recriminar sus actos
Sobre el tapial, había dejado
una carta. Advertidos de esto, abrieron el sobre, y se lo entregaron al Comisario.
El párroco, que mejor voz tenía, se hizo cargo de leerla para todos
“ES UN POEMA DE DESPEDIDA DEDICADO
A SU AMOR” dijo para alertar a los escuchas
(quien será… murmuraba la
muchedumbre)
Antes de entrarle a las
cuerdas vocales, ensayó una rápida lectura ocular, que no pudo terminar
Dobló en cuatro el papel y con
el poder de convencimiento de su sotana, convenció a todos, que se fueran a sus
casas; que el contenido de la carta no tenía sentido; y así entre retahílas y
evasivas, disuadió a la masa turbada
Ya en su casa, el párroco, aflojó
su investidura; relajó su pesar sentado en su sillón y encendió la TV, para
distraerse y olvidar toda esa locura vivida
Cerró los ojos y no dejaba de
pensar en Baltazar y en la letra de aquella carta, que guardó muy bien en su
bolsillo
Tomó el teléfono, hablo con él
Comisario; repasaron los episodios y concluyeron que debían hacer algo para que
todos se olviden pronto de Baltazar
Acto seguido, se comunicó con
la señora del video club; con mucha discreción le comentó sobre la misiva encontrada
y qué a juzgar por su contenido, todo indicaba que estaba dirigida a ella
No dijo palabra. Se quedó muda
y cortó. Al día siguiente, no abrió el negocio, y tampoco los meses sucesivos.
Para fin de año, cambió de rubro y puso un kiosco; aunque la marquesina seguía
diciendo “VIDEO CLUB” un detalle no menor, que ponía en evidencia su
participación en el hecho
Así quedó resuelto el entuerto,
que había comenzado con un chisme y termino siendo cierto.
Lo que contaban las vecinas,
concordaba con la fama de la Señora; le gustaba calentar la pava…pero de mate ni hablar
Las paredes del video club habían
sido testigo confidente de su romance a yerba seca con Baltazar; moreno de piel
y dote prominente, que antes de partir, por no haber sido correspondido, de puño
y letra escribió un poema, para su amor
En mi corazón sembraste
Latidos que por vos
Vivirán por siempre
Cómo mis labios de tus besos
Su dulzor bebe
Soñándote en mis brazos
Despierto entre la noche
Un deseo aliento y una
pregunta
Mi boca expresa… por favor
No me dejes así
Ya no puedo dominar mis bríos
Cuando te agachas a cambiar
la cinta
En la video casetera
No hay comentarios.:
Publicar un comentario