sábado, 28 de febrero de 2015

El tiempo y las horas (vivir el ahora sin saber para que)

Porque  vivís el momento, sin saber la razón ¿?
 
Una gota de agua no calma a quien bebe sin sed
 
Porque abonar al modismo, que solo es el ahora

Un jardín existe siempre… Nunca verás una flor sino germina…
 
Hombre sin raíz no porta historia
 
El presente efímero será olvidado si nada has dejado

Lo que empezó sin principio, difícilmente tenga su fin…

Solo quien camina deja huella….

Carente de contenido las horas se apropian de vos

Miras las agujas pasar…

Marcas con cruces la pared a la espera del ahora

Que degrada y distrae ocupando tu tiempo en una espera banal

Castigando a tu ser a condena perpetua
 
A mirar tras las rejas esperando salir

Limitando tu vida a tan solo un momento

Si has de vivir, que sea en tu propia libertad

Se dueño del tiempo…no cautivo de las horas

domingo, 15 de febrero de 2015

Premios y Castigos

Siempre pasa.

Cuando pasa, ocurre después que pasan las cosas.

Quienes lo promueven, lo hacen desde el terreno del francotirador clandestino, que tira a matar, sin previo aviso y proceden tal su acostumbrado discurso.

Lo llevan en la sangre. Cagan gente, con su cobarde accionar, que solo despliegan cuando el público está ausente para matar arteramente a traición.

Mientras tanto, conviven entre la gente. Se infiltran. Su principal virtud, es la de ubicarse en el medio de todo y engaña con su doble discurso.
 
Todos saben quiénes y cómo son, y aun así logran obtener adhesión en fieles fariseos que todo lo aplauden, sin darse cuenta, que también son moneda de cambio para gente de esta calaña.
 
Actúa como vinchuca; insecto malicioso que  chupa sangre infectando su alimento defecando en él.

Todo quiere saber, para hacer uso en su propio beneficio, que es la subsistencia estéril de su vacío. 

Es el primero en levantar la mano y elevar su voz, para clamar premios y castigos. Sus feligreses, apoyan como esnobistas, con tal de gozar del beneplácito de estos parásitos, ignorando que son portadores activos sin vacuna que cure semejante enfermedad.
 
Se prestan y son usados sin pensar que serán depositados como residuos, cuando formen parte de los que marchen del lado de los castigados, simplemente, porque los victimarios, nunca cesan en su afán de ganarse un lugar y permanecer a costa de la sangre que chupan hasta a agotar su propio alimento. Total, tienen la habilidad de renovar la nómina de incrédulos que buscan notoriedad.

Claro, que pasan las cosas; y es lógico que sean seres humanos quienes las provoquen. Vaya novedad. Pero carecen de espíritu preventivo. No gastan energías en anticiparse a las cosas. Dejan que ocurran, para salir luego con el dedo acusador de frases facilistas como “yo sabía que esto pasaría” o “yo te avise”, para disparar a discreción sus municiones, sobre los determinados sospechosos o culpables, que por negligencia, decisión propia, o empujados por las condiciones establecidas, como “reglas de juego”, cometen el pecado mortal de equivocarse.
 
El único punto en común es que los hombres son responsables de sus actos. Esto no es un juicio de valor; mucho menos, intentar acusar a otros, pero si algo hemos de debe hacer, será fijarnos porque pasan las cosas y cuanto tenemos que ver, para que ello pase. 

Pero…los justicieros actúan con la sensibilidad acostumbrada y han de ser inflexibles con un desvío, para que aquellas personas sean pasibles de un juicio a su conducta por mal ejemplo. 

Claro que no se ve TODA la historia; no se repasan las causas de porque ocurren las cosas. No conviene; y no conviene porque hay una gran dosis de incidencia de los que imponen las reglas de juego. Son los que siembran las trampas.
 
Esto no exime a todos a buscar, a analizar las causas básicas de los hechos, para evitar su recurrencia, y enseñar y aprender.
 
Pero no se puede ignorar, que se propicia la tan necesitada especie de establecer la raza perfecta; y en pos de eso se crean monstruos que citados como referentes, son ídolos con pies de barro ungidos en con el bautizo del agua de la arrogancia, se erigen en especialistas de todo y espejos donde nadie se refleja, para alimentarse del día a día de las personas.
 
No deslindo, insisto, que le quepa lo que corresponda a quien deba hacerse cargo de su accionar, sea quien fuera.
 
Pero no matemos, condenando a NO hacer lo que una persona sabe hacer, que es trabajar, solo porque ha “equivocado”
 
Establecer premios y castigos, impone en rigor, una gran sabiduría, que a la luz de los acontecimientos, poseen muy pocas personas. 

Aun contando con basamento legal, cuál será la satisfacción final, luego de haber impuesto la condena ¿?
 
No podemos pensar, que el castigo sea ejemplificador, solo porque un fulano ha sido ajusticiado. Ya esta; con esto no se equivoca más…me saco el problema de encima.
 
Lo llamativo, es que siempre se refuerza el aspecto Castigo, y nadie sabe cuál es el premio… 

Los responsables de condenar, son quienes dictan las reglas y a la hora de Enseñar te dan la espalda. 

No me imagino a un Pintor, siendo castigado y a causa de ello, no puede pintar un cuadro…
 
A quien le va importar ese tipo dentro de 20 años ¿??? Como se mide si aprendió o simplemente se cometió justicia acelerada ¿?
 
La realidad la encontramos del lado del acierto y del lado del error porque convive con quienes desarrollan un trabajo. Eso es Verdadero, porque ocurre es tangible; se puede aprender de ello. Lo irreal es la imposición de un castigo, que nada enseña. Se trata de ir por la vida, dejando huellas, no cicatrices… 

No es un trabajador solamente; no se trata de un tipo con responsabilidad; es un SER HUMANO; uno más de la larga lista de personas, que son olvidadas, y dejadas de lado, por esta cumbre de cuervos, que los empuja, y los tira, y los usa, hasta que ya no sirven mas; hasta que no brinda mas dividendos.
 
Cuidado; porque el que hoy cree, que tiene asegurado un puesto de trabajo, o un lugar en la vida, es hasta que te equivoques, o equivoques el camino que se estableció como NORMAL, entonces, serás enjuiciado y sometido, despojado y olvidado.-
 
La visión simplista, seguramente, dirá, “Bueno, el se lo buscó”, y será aceptado por el común de la sociedad, que aplaudirá y pedirá a gritos que ese fulano sea colgado y crucificado.-
 
Y cada vez que pasó, pasó luego de ocurrido el hecho. Siempre, hubo un común denominador. El alcahuete, que lleva la información, al insecto que vive de su sangre.
 
Ambos son felices así. Uno ignorante de su accionar. Se transforma en un dealer que comercializa el alma de sus compañeros, para lograr un lugar en la consideración de quien teme, pero se somete a su arbitrio.

El otro….el otro seguirá levantando la mano y elevando la voz, pidiendo se otorguen premios y castigos…
 
Pero no tolera la condena social a su triste proceder, simplemente porque se escuda en que HIZO LO QUE LE PIDIERON QUE HAGA….tal como ocurrió hace 2000 años, cuando uno se lavó las manos, dando lugar al pedido popular que clamaba castigo sin piedad a quien consideraban culpable… todos conocemos esa historia…