Rutina que no aburre, es la que me encuentra cada semana
llegando a su fin
Tan habitual, se transformó que lo espero como una visita.
Sentado solo en un sillón, mirando a la ventana, por las
rejas del balcón puedo colgarme a pensar
Con certeza, me doy cuenta, que es un examen de conciencia y
me entrego a el
Me hace bien. No resuelvo nada, pero me hace bien.
Respondo lo que sé. Sabiendo muchas veces que acomodo las
palabras a mi convenir, pero no engaño a nadie, y menos a mí.
Ya cuando empiezo a querer, buscarle la vuelta a una recta,
me doy cuenta de lo bien que hice en sentarme a pensar. Es que me suelen decir,
que pienso demasiado; cuando en realidad siento más de lo que pienso; por eso
es que cuando me entrego a irme con la mirada para buscarme, por lo general,
regreso trayéndome desde donde había quedado.
A veces renovado y aliviado; otras inconcluso, como queriendo
más
Siempre fue así; donde todos se mojan los pies, yo me meto
hasta el cuello
Estos días de encierro por las lluvias, aprovecho aún más
esos momentos de reflexión y además desde temprano; tomando mate y escribiendo, música mediante se
me puede ver, quien imagine la escena.
Es de esos vuelos interiores, donde surgen líneas que
intentan ser un reflejo del alma
Que se yo…
Tengo una cosa en mí que funciona distinto; eso es lo que
observo. Raro, pero este finde no me cambié como acostumbro; es que la soledad,
te mella la ilusión de pensar que alguien tocará a tu puerta y entonces debo
estar preparado; afeitado, bien trazado, con perfume en mi cuerpo y aromas en
los ambientes, iluminados y ventilados.
Me dejé llevar por la comodidad hogareña, y resignado a que
no ocurriría aquello de la puerta, me calcé mis bermudas con un buzo encima,
zapatillas y listo. Aprobado para el momento de 24 horas
Escribí y escribí, hasta volcar todo lo que sentía, una y
otra vez.
Yo le digo garabatos; no soy escritor; menos poeta; así que
lo hago, porque es como saberme y encontrarme; mucho más todavía, para que el
niño se exprese. Es pureza absoluta la que porta y nutre mis vacíos con los
suyos.
Hay plena connivencia entre mi ser exterior y el habitante de
mi silencios.
Concentrado en escribir los sentimientos del niño, una brisa
entro por mi ventana…
Las cortinas le abrieron paso… Mis ojos que no ven se
abrieron…para mirar
Me envolvió por completo entre sus brazos y contuvo mis
vuelos…
No supe que pasaba, hasta apartarme para ver la imagen de mí
despojo al espejo; sentí vergüenza por mostrarme como soy, en crudo. Pedí
disculpas por eso
-
Quien eres ¿? (le pregunto)
o Soy un
Angel….
-
Que quieres de mí ¿?
o Vengo a
darte Paz…
-
Es así la voz de todos los ángeles ¿?
o Sonríe…
(nada más)…
No supe que hacer. Le convido un mate.
Que se yo…
Hasta ese momento, sabía de ellos; pero nada más
Empecé a hablar (es mi escudo para salir de la vergüenza);
hasta le chisté, cuando quiso mechar palabra.
o Terminaste
¿?
-
No!!! Y seguí con mi parlamento (se ve que tenía cosas
guardadas para contar)
Cuando extenuado quedé después de tanto hablar, me miró.. Fijamente
a los ojos (le entendí algo así como que quería hablar face to face conmigo;
que Angel es este pensé para mis adentros)
o No estás
solo (me dijo)
La frase me ubicó y recordé la visita de Jesús, de hace unas
semanas, y comprendí entonces, de donde venía todo.
Una caricia de su mirada me alivió. Sus manos me enseñaron a
encontrar paz… y se marchó (antes de irse me susurro algo así como que yo tenía
que resolver algunas cosas…)
Que se yo…