Seguramente,
en cada evento de vida, encontramos cuestiones ligadas a certezas que no nos
permiten dudar al respecto; es más; ni siquiera nos permitimos evaluar si ha
sido correcta. Avanzamos decididos y entre valientes y temerosos seguimos,
cruzando metas.-
Pero
en algo la divina Creación, no pudo llegar a conseguir la perfección; y esto no
es una afirmación atea, o una provocación farisea; es la expresión mortal de la
experiencia; no solo personal, sino de la observación recogida luego de tantos
casos.- Nunca se ha comprobado; ni siquiera es juicio entre los cerebros más
célebres; tan solo es algo que deambula en las mentes de aquellos que saben que
esto es así. Sin vueltas. Entre el corazón y la mente existe una considerable
distancia, que hace suponer que entre ambos, puede haber una sociedad en
beneficio del ser. Pero no; indóciles, ambos ejecutan su itinerario sin saber
el movimiento de cada uno; no es de creer que quien suponga que madura, aborde
la vida, no pueda resolver algo interno; pero es mucho más audaz el asunto.
Decididamente, quien se arrogue el derecho de dominar el latir de su corazón o las decisiones de su mente, está enfrentando a dos oponentes de fuste; como dos pesos pesados, que no llegan nunca a cruzarse, por temor a que dicho enfrentamiento deje secuelas que no se puedan curar.- Entonces, se admite, la forma de co-gobierno entre ambos; dos figuras partidarias opuestas, que deben responder a una misma persona, es algo peligroso como caminar ciego por una cornisa.....y aceptamos el riesgo de vivir, sabiendo que el corazón será pasible de emociones, y evadirá los impuestos establecidos por la mente, cuya rigidez acepta vivir del modo que sea, ya que el pragmatismo es su modo.- A esta altura, merece una observación este relato; biológicamente estas líneas no tienen asidero. Clínicamente no se puede diagnosticar, y psicológicamente contradice a todas las escuelas.- Pero humanamente, ocurre y son cada vez más los socios del silencio de esta contradicción; sabemos que sentimos una cosa, distinta a la que debemos o pensamos; sabemos positivamente que estaríamos más que acertados si elegimos hacerle caso tanto a uno como a otro; es correcta la decisión.-
Decididamente, quien se arrogue el derecho de dominar el latir de su corazón o las decisiones de su mente, está enfrentando a dos oponentes de fuste; como dos pesos pesados, que no llegan nunca a cruzarse, por temor a que dicho enfrentamiento deje secuelas que no se puedan curar.- Entonces, se admite, la forma de co-gobierno entre ambos; dos figuras partidarias opuestas, que deben responder a una misma persona, es algo peligroso como caminar ciego por una cornisa.....y aceptamos el riesgo de vivir, sabiendo que el corazón será pasible de emociones, y evadirá los impuestos establecidos por la mente, cuya rigidez acepta vivir del modo que sea, ya que el pragmatismo es su modo.- A esta altura, merece una observación este relato; biológicamente estas líneas no tienen asidero. Clínicamente no se puede diagnosticar, y psicológicamente contradice a todas las escuelas.- Pero humanamente, ocurre y son cada vez más los socios del silencio de esta contradicción; sabemos que sentimos una cosa, distinta a la que debemos o pensamos; sabemos positivamente que estaríamos más que acertados si elegimos hacerle caso tanto a uno como a otro; es correcta la decisión.-
Pero
resulta imposible descartar a uno de ellos; ambos conviven dentro de uno; ambos
son elementos decisores, y ejecutivos; uno con un tinte más pasional; otro
filoso; uno juzga desde la esencia; otro ejecuta sin paredón; ambos deciden a
su modo.
La
contradicción pesa sobre nosotros; es nuestra. El camino es la elección, de
cada uno, mixtura interna de una contradicción, que nos eleva o nos hace daño,
pero nos identifica; a tal punto que en el exterior de esa contienda, nos miran
del mismo modo.- Pero podemos decir también que solo cuando por ese camino, nos
encontramos con quien es capaz de acercar la distancia entre el corazón y la
mente, estaremos muy cerca de saber quién es, el que tiene la llave de nuestra
alma.-
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