Detrás de un descubrimiento hay cosas que no trascienden, que no se cuentan sobre hechos que jamás saldrán a la luz. Un velo de confabulaciones y misterios envuelven la historia. Testigos que no han llegado a la vejez, solo por haber “visto” lo que no se podía ver. Quizá por eso o por cuestiones que se desconocen es que luego de años de celo informativo y bloqueo de la zona, se supo del hallazgo de una gran cuenca de petróleo encontrada en el territorio blanco. Donde las condiciones imperantes no hacían prever semejante noticia, causando un hermetismo tal luego del anuncio que jamás se había conocido. Pero lo que más asombró causó, no fue el sorprendente hallazgo, sino el modo con el que dieron con el sitio. Señales muy llamativas, llevaron a creer la existencia del hombre antes de la excavación. El terreno hostil tenía marcas que alentaron a continuar más allá de las dificultades. Los científicos, geólogos y perforadores, sostenían que esas señales en el terreno eran evidencia suficiente para determinar su origen. Se sospecha que la marca fue hecha por un argentino
