Al sur del
norte en el extremo centro de un continente desierto y deshabitado un solitario
arqueólogo excavaba en busca del eslabón perdido entre la humanidad ausente de
vida de este siglo XXV y el origen de su extinción
Debajo de
una roca, empolvada de tiempo, asomaba un trozo de papel escrito en trazo
hereditario
Sus manos
temblorosas de cansancio y emoción sostenían delicadamente lo que quedaba de aquel
manuscrito… dedujo que era de hace cuatrocientos años… época en la que tuvo principio
el fin…
“Estos son
los últimos días… la vida se transformó en vacío hasta consumir las almas y casi
ni cuenta nos hemos dado… corriendo delante de la sombra y detrás de la nada… y
así de a poco fue pasando y nadie más regaló una flor y se apagaron las sonrisas
y oscurecieron las palabras y nadie volvió a mirar a los ojos y el corazón latió
de pena y murieron los besos de tristeza y nadie más dijo te amo…”
Triste
ResponderBorrarGracias Claudia !!! Paz y Bien
Borrar¡Oh, Patricio!
ResponderBorrar¡Estremecedor!
Gracias Viviana. Paz y Bien
Borrar¡Ooooh! CUÁNTA PENA Y ANGUSTIA!
ResponderBorrarAsí No me gustará llegar a ese siglo XXV!
Saludos Patricio !
Gracias Graciela. Paz y Bien
BorrarMe hizo pensar en cuál habrá sido el día que dije "te amo" por primera vez. Y no lo recuerdo. Tampoco me acuerdo haber escuchado esas palabras de boca de mis antepasados.
ResponderBorrarHoy mis hijos y nietas me lo repiten muchas veces, pero a mí me cuesta expresarlo con palabras, pero sí, lo demuestro con actos.
Buenas noches, Patricio.
Muchas Gracias Elsa !!! Paz y Bien
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