Blanco de
colores
Fulgurante de
luz
Desde el
cenit emergió
Y despertó
de su letargo el ser
Adormecido
de tinieblas
Abrió los
ojos mudos de habla
Iniciando
el fin de los principios
Temblorosas
yemas acarician
La asperidad
que el olvido
Dejo en sus
manos
Buscando entre
las ruinas
De su alma
encontró el amor
Que alguna
vez
Talló en la
corteza del tiempo
De latidos
su nombre
Susurrado al
viento
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