viernes, 25 de julio de 2014

Como el Ciruelo



Moquehua por las tardecitas ofrecía un menú de variedades que alcanzaba luego de sortear la siesta obligada por la abuela

La casa cubría su blancura con sombra de magnolias regando su aroma desparramado por un vientito cálido cruzando el campo, meciendo las aspas del molino que carga agua al tanque que será chapuzón en la caída del sol

Los árboles sacuden sus ramas como haciendo señales que esperaban por mí y allí marchaba dando saltitos por el campo arado con un baldecito de agua fresquita del aljibe

Buscaba el ciruelo y trepaba por las frondosas ramas, probando cada fruto, disfrutando del momento desde lo más alto

Ha pasado mucho tiempo. Lejos de aquellas tardes, seguí escapando de las siestas… Buscando…

Pasé por miles de malezas que estorbaron mi camino y probé miles de frutas... hasta llegar a tu árbol... y como cuando niño... trepe por las frondosas ramas de tu pudor hasta llegar a la profundidad de la copa de tu corazón y probar al fruto más dulce… Tu amor

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