Moquehua por las tardecitas ofrecía un menú de variedades que
alcanzaba luego de sortear la siesta obligada por la abuela
La casa cubría su blancura con sombra de magnolias regando su
aroma desparramado por un vientito cálido cruzando el campo, meciendo las aspas
del molino que carga agua al tanque que será chapuzón en la caída del sol
Los árboles sacuden sus ramas como haciendo señales que esperaban
por mí y allí marchaba dando saltitos por el campo arado con un baldecito de
agua fresquita del aljibe
Buscaba el ciruelo y trepaba por las frondosas ramas, probando
cada fruto, disfrutando del momento desde lo más alto
Ha pasado mucho tiempo. Lejos de aquellas tardes, seguí escapando
de las siestas… Buscando…
Pasé por miles de malezas que estorbaron mi camino y probé miles de
frutas... hasta llegar a tu árbol... y como cuando niño... trepe por las
frondosas ramas de tu pudor hasta llegar a la profundidad de la copa de tu
corazón y probar al fruto más dulce… Tu amor
No hay comentarios.:
Publicar un comentario