Hay que agudizar la mirada. Parecen iguales... pero no lo son
Desde la altura del suelo andan haciendo equilibrio. Gente letra chica.
Señalan y critican. Absolutistas. Dueños de la verdad. Niegan lo que acaban de
expresar, recuerdan lo que nunca fue y de ante mano olvidan lo que jamás van a
aprender. Hablan de física cuántica, de cómo hacer tortilla y de cuantos huevos
lleva un flan. Del 4 3 3 y cómo marcar en zona, de economía financiera, de cómo
respira un mosquito, de cómo remonta vuelo una hoja, de la sonrisa de Gioconda
y de cuantos astronautas lleva un módulo lunar
Dan cátedra de modales. Dejan claro su carácter sin que nadie les
pregunte. Desacuerdan con todo. Nada les conforma y saben la solución a
cualquier problema ajeno.
Intolerantes. Sin acervo más que su propio verbo conjugado en primera
persona, piden más de lo que dan y cómo el tero su nido nunca muestran el
juego.
Proclives a ofender, disfrazan su decir de buenas intenciones. En
extremo sensibles a respuestas negativas que impidan a su avasallante ímpetu
imperativo, llevarse todo por delante
Hay que agudizar la mirada. Parecen iguales… pero no lo son
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