Guardian del olvido, el arcón de la memoria atesora viejos pertrechos que pertenecen al sentir. Conservados por esas cosas que no se explicar, me propuse desempolvar aquellos que quería volver a ver y otros para siempre olvidar; y así, entre la indiferencia y el interés poco a poco comencé a remover la raíz de mi historia.
Puse en hora
el reloj de mis recuerdos y al borde de mi límite me centré. Por un rato me
perdí en la planicie del presente hasta alcanzar los recovecos de mis adentros.
Palmo a palmo,
muy lento recorrí los laberintos de mi mente, buscando encontrar alguna
conexión con mi sentir.
En varios
pasajes retrocedía sobre mis pasos para mirar detenidamente cada detalle. Una
suma de contradictorios instantes tuve. Frente a mí, puertas que creí cerradas seguían
abiertas y otras puertas que jamás existieron estaban allí esperando ser
abiertas.
En esa parte
del recorrido los recuerdos se confundían con la imaginación. Hasta que me di cuenta
de que no eran puertas inexistentes, sino sueños…
Me paralicé.
Tuve miedo. Pensé en echarme a correr. Quería evadir el momento de enfrentarme
a mí mismo.
Cómo es que
tengo tantos sueños acumulados y muchos de ellos con tanta espera.
Parado ante
mis ojos sin poder mirarme tuve vergüenza. No supe explicar las razones ni
cuestioné los tantos porque que alguna vez callé. Me juzgué muy duramente. Así
fue como liberé uno a uno aquellos sueños y al hacerlo me liberé también de
aquel cautiverio.
Antes de
partir de regreso a la planicie de mis días, desgarró mi ser uno de ellos. Rompió
en llanto y casi sin voz se despidió por última vez. Era el sueño de un amor que
no pudo ser
Imagen: https://www.psicologia-online.com/por-que-no-me-acuerdo-de-lo-que-sueno-3886.html
Bonito sueño. Suele suceder.
ResponderBorrarBuenas tardes Patricio.
Buen fin de semana.
Muchas gracias Elsa
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