El ejemplo de su Padre

 

Medio bobetón

La muchachada lo tomaba para el churrete

Pecaba por sincero. En exceso

Se reconocía así el mismo sin temor de ser puesto a juicio por el entorno siempre burlón y despectivo

A veces se sonrojaba al hacerlo; más cuando se encontraba presente su maestra de 1er grado de la escuela primaria. 

Simplemente porque lo conocía desde entonces y además vivían una casa pegada a la otra

Guardaba por el un cariño especial. Diferente al resto de los demás chicos

Tal vez porque conocía el origen de su sinceridad le brindaba su ternura y comprensión

Tanto era el cariño, que una vez, en la verdulería, repleta de gente, se animaron a preguntarle a la maestra el porqué de ese sentir

“Bueno, dijo, con su dulce voz… él fue el único qué siendo tan pequeño, ante una pregunta en clase, supo la respuesta”

-         Perdón Señora, y que fue lo que preguntó ¿?

“Pregunté a la clase, quien sabía la importancia de Dar y Recibir”

-         Y que puede un niño responder a esa edad, para ser tan reconocido ¿?

“Respondió que es Reciprocidad, es ponerse en el lugar de otro”  

-         Perdóneme, maestra¡!! ¿¿Eso fue lo que tanto la cautivó??

“No, No, No, lo que me conmovió fue, cuando le pedí que justifique su respuesta”

-         Y que dijo ¿?

“Que era el ejemplo que su Papá le había dado”

Todo el mundo tenía lágrimas en los ojos. Tan conmovidos quedaron que nunca más subestimaron la sinceridad de aquel niño medio quedado, hoy hecho un hombre

Lo que no dijo la maestra, lo contó su querido alumno, con su sinceridad habitual: “Papá era muy servicial y todos los días ayudaba a mi maestra con cosas que necesitaba; antes de pasarse para su casa siempre decía “TE VOY A DAR PARA QUE TENGAS”