jueves, 11 de noviembre de 2021

Cuando la sangre fluye

Elegante

Caballero de finos modales

Reconocido por su galantería constante

Nunca le vieron proceder de mal modo

Jamás le escucharon decir groserías

Referente de las abuelas, que lo miraban con buenos ojos, para alguna de sus nietas

En cualquier conversación se hablaba de su educada compostura

Los domingos en la Iglesia, sentado en primera fila, impecablemente vestido asistía. Solía ser generoso en las ofrendas y muy ceremonioso, al saludar al párroco, cuando terminaba la misa

Quien no conocía a Baltazar, no conocía el Barrio

Le habían puesto Baltazar, porque al nacer sorprendió a su padre el color de su piel y asombró su madre el tamaño de su dote

Buen alumno en los estudios. Mejor compañero entre los compañeros. Así se comportaba Baltazar

Hasta lo invitaban para ser, orador en algún acto, porque hablaba muy bien y se expresaba claramente

Tenía una pasión, que con nadie compartía. Le gustaba la lectura, la pintura, el cine y la escritura. El arte lo conmovía y lograba lo que nadie. Llegar hasta su fibra más íntima

No se le conocía compañía. Eso llamaba la atención

Muchas habladurías, tejían anécdotas e inventaban cosas, imposible de comprobar si eran ciertas

Pero…. la mala fama precede la historia de algunas frases y aquello de “miente que algo quedará” se instaló en el barrio y lo que comenzó siendo calumnias e injurias, pasó sin pausa, a duda primero y a verdad después, con la velocidad de un rayo

No hay peor cosa que la chusma turbada; auto convocados en las escalinatas de la Biblioteca Popular, a la cual jamás habían ingresado, pintaron consignas en contra de Baltazar

“CLAROOO, bramaba una vieja, CREYO QUE NOS IBA A ENGAÑAR, CON ESA CARA DE SANTITO” y acto seguido cayó desmayada.

El Rogelio que andaba por ahí, sostenido por un poste a causa del desborde que una damajuana le ocasionó, pretendió asistirla. La vieja que yacía inmóvil tirada en la vereda se incorporó de un salto, cuando intentó practicarle respiración boca a boca, para reanimarla

La señora del Video Club, viendo el desmadre bajo las cortinas y el parrillero de la esquina de una carrera entró el chulengo que echaba humo por la chimenea, porque recién le había desparramado el carbón  

De camino a la casa de Baltazar, la cosa se venía poniendo cada vez más espesa

Al llegar, una sorpresa les dio la bienvenida. La casa estaba cerrada y las luces apagadas. Eso bastó, para desmembrar la intentona de recriminar sus actos

Sobre el tapial, había dejado una carta. Advertidos de esto, abrieron el sobre, y se lo entregaron al Comisario. El párroco, que mejor voz tenía, se hizo cargo de leerla para todos

“ES UN POEMA DE DESPEDIDA DEDICADO A SU AMOR” dijo para alertar a los escuchas

(quien será… murmuraba la muchedumbre)

Antes de entrarle a las cuerdas vocales, ensayó una rápida lectura ocular, que no pudo terminar

Dobló en cuatro el papel y con el poder de convencimiento de su sotana, convenció a todos, que se fueran a sus casas; que el contenido de la carta no tenía sentido; y así entre retahílas y evasivas, disuadió a la masa turbada

Ya en su casa, el párroco, aflojó su investidura; relajó su pesar sentado en su sillón y encendió la TV, para distraerse y olvidar toda esa locura vivida

Cerró los ojos y no dejaba de pensar en Baltazar y en la letra de aquella carta, que guardó muy bien en su bolsillo

Tomó el teléfono, hablo con él Comisario; repasaron los episodios y concluyeron que debían hacer algo para que todos se olviden pronto de Baltazar

Acto seguido, se comunicó con la señora del video club; con mucha discreción le comentó sobre la misiva encontrada y qué a juzgar por su contenido, todo indicaba que estaba dirigida a ella

No dijo palabra. Se quedó muda y cortó. Al día siguiente, no abrió el negocio, y tampoco los meses sucesivos. Para fin de año, cambió de rubro y puso un kiosco; aunque la marquesina seguía diciendo “VIDEO CLUB” un detalle no menor, que ponía en evidencia su participación en el hecho

Así quedó resuelto el entuerto, que había comenzado con un chisme y termino siendo cierto.

Lo que contaban las vecinas, concordaba con la fama de la Señora; le gustaba calentar la pava…pero de mate ni hablar

Las paredes del video club habían sido testigo confidente de su romance a yerba seca con Baltazar; moreno de piel y dote prominente, que antes de partir, por no haber sido correspondido, de puño y letra escribió un poema, para su amor

 

En mi corazón sembraste

Latidos que por vos

Vivirán por siempre

Cómo mis labios de tus besos

Su dulzor bebe

Soñándote en mis brazos

Despierto entre la noche

Un deseo aliento y una pregunta

Mi boca expresa… por favor

No me dejes así

Ya no puedo dominar mis bríos

Cuando te agachas a cambiar la cinta

En la video casetera

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