Boliche de esquina
No más de 5 o 6 mesas y la
barra del mostrador
Una pila de botellas
acomodadas con cierto descuido en una estantería que de cualquier rincón que se
mirara donde se mirara, tenía la misma inclinación y siempre estaba en movimiento
Cuentan que una vez, un
parroquiano de paso, que entró a pedir un vaso de agua… lo echaron a las
patadas, porque expresó con sonora voz, haciendo referencia a la citada
estantería “EN MI VIDA HE VISTO ALGO TAN RECTO”
Nunca se supo, si fue por
pedir agua en el templo sagrado de la bebida santificada, o porque blasfemó
respecto del equilibrio sobre el cual se sostenía el mueble, convertido en la
atracción turística del momento y por la cual venían de todos lados a ver la rara
inclinación, que había trascendido las fronteras
Es más; el vaticano, envió al
Nuncio Apostólico, a verificar si se trataba de un mensaje del cielo; volvió
con las manos vacías y una petaca de vino patero entre la sotana
Don Valdivia, el dueño del
boliche, pidió vigilancia policial, porque se le había ido de las manos la
situación y el comisario le envío al perro, porque el cabo Chimasagay, estaba
como consigna en la plaza esa semana
Fue ahí… en ese preciso
momento que el viejo Inchausti, afirmada su humanidad contra el marco de la
puerta, con escaso contenido de sangre en alto torrente de alcohol, tuvo una
visión… y así como quien sostiene una vela al revés, ante el estupor de la
multitud agolpada en las afueras, sentenció:
-
“No vaya a ser
que pase lo que dijo al flaco Jesús...”
El flaco Jesús era el Carpintero
del pueblo, al que alguna vez, lo habían dado por muerto y cómo no había
médico, le pidieron a la Sra. Berta, que aplicaba inyecciones que constate su
deceso, y estampó la firma en el certificado de defunción, donde legible
escribió “dejó de respirar en horas de la tarde”
Fue encontrado 3 días después,
jugando al billar al otro lado de la ruta; de allí, por considerar un milagro,
le pusieron Jesús, en lugar de su verdadero nombre: Cástulo
Lo cierto, es que no demoró en
escucharse la respuesta, al viejo Inchausti, como una fuerte reacción en cadena:
“QUE DIJO EL FLACO JESÚS??”
-
Cuando Don Valdivia,
fue hasta la carpintería a buscar la estantería que había pedido que le
fabriquen, se dio cuenta que el Flaco Jesús, puso cruzados en la base los bordes
curvados, y lo carajeo de arriba a abajo
“SIIII, PERO QUE DIJO EL
FLACO JESÚS ¿?”
-
Ahh seee… el
Flaco le gritó desde lejos: “ESA ES LA PARTE DE ARRIBA DON VALIDIVIA”
Quizás, como en el mundo del revés, la estantería estaba invertida, como cabeza abajo y pies arriba, o algo así. Un cuento para ser leído varias veces. Un abrazo a la distancia.
ResponderBorrarGracias por comentar Elsa. Paz y Bien
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