Conservo ese libro, con amor. Me lo regaló mi vieja una tarde de domingo, en medio de nuestras acostumbradas charlas
Vaya a saber que movilicé en ella, para que me
honrara con ese presente.
En sus hojas, escritos de su puño y letra,
“corrigiendo y desafiando” sus contenidos. Tremenda Malena. El Talento de mi
vieja le daba para esas cosas. Tengo el libro lleno de sus garabatos, que me
llevan más, a leer eso, que las líneas de los propios autores
Creo. Seguro estoy, que mi Mamá, sabía que estaba
haciendo
Cómo siempre podría decir; llevándome de la mano,
señalándome el camino
Ella había depositado mucho más que su educación en
mí. Sembró su semilla y después de tantos años, siento que me estaba dejando su
herencia.
Conociéndola, me convenzo cada día más, que se
estaba despidiendo. Meses después moría sin que ninguno, o al menos yo, no lo
esperaba
Tan inteligente, tan sabia y tan… Madraza; la
extraño mucho y la necesito por todo y por todas estas cosas que tejieron
nuestro vínculo
La condición católica; los sacramentos consagrados
y la divergencia por los enfoques opuestos que ambos teníamos nos ponían frente
a frente, en aquellas tardes de domingo de sus últimos días, en una especie de combate
de cerebros, donde yo poco podía con ella, pero le entraba por el lado de la
expresión del sentimiento; del valor de la palabra y en el convencimiento;
valores todos, que ella misma había generado en mi
Recorrer juntos esos caminos, me llenó de intrigas
y ese era su método. Impulsarme a ir por más. No quedarme solo con una mirada;
preguntar siempre porque
Y bien… en esas charlas, entre la intelectual y el
primate, hasta alguna vez, me llegó a parar el carro para llamarme al orden,
porque entendía que me excedía, no por mal educado, sino que lo empleaba como
argumento para defenderse ante mis embates, donde era yo, justamente yo, quien
la dejaba a ella sin palabras
Cuando dejó el libro “La revelación de los
Templarios” sobre la mesa de la cocina, tal su estilo, no emitió una sola
palabra; una especie de genio en el idioma gestual, solo le alcanzó con desviar
sus ojos y levantar las cejas, para hacerme saber que ese era mi legado
Una Reliquia que guardaba con mucho celo, me estaba
entregando como testimonio de su amor; “es por aquí” sentí que me hacía saber
En su interior… un paseo por la historia y la
investigación; la fantasía y el mito; y MUCHO de mí y de todo, que mi madre,
modeló en mi alma
Cuantas cosas comprendí en esas líneas y cuanto más
conocí a mi Madre, en las correcciones y retos qué de su puño y letra, hacía a
los autores; obviamente ella sabía más que lo que allí estaba escrito
El legado viviente derramado en lágrimas que caían
ahora con sentido
La flor de lis; el signo del pez; el Crismón que
hoy luzco tenían su raíz y mi vieja regaba de caricias ante el mirar inocente
de mis ojos
Tanto creció su pequeño brote, que llegó a este
fruto que hoy honra aquella entrega
Fueron muchos los años, de aprendizaje y la
semblanza de su impronta fluye por mis poros
Atravesó mi corazón, la espada del templario y el
cáliz pasó a ser mi búsqueda y yo su guardián
Por donde se me vea, soy la imagen y semejanza de
mi vieja
Donde sea me presente, mi Cristo me guía y sin
llegar a los pies de Pedro, me encolumno al final de sus discípulos
Allí en donde mis pasos hablen de una huella, será
la Cruz que ilumine esa traza
Aquí en lo más profunde de mi ser, llevo la Fe
tallada por mi vieja y la elección de seguir el camino como caballero de la
orden del Temple
Muy lindo, emocionan esas líneas, es como ver esa vivencia, muchas gracias por compartir Pato Querido!!!
ResponderBorrarPablo querido !! muchas Gracias por tus palabras. Paz y Bien
ResponderBorrarMuy emocionante y vivido tu relato, gracias por compartir esta bella experiencia.
ResponderBorrarMuchas Gracias Hugo !!! Un Abrazo. Paz y Bien
BorrarMuy lindo todo esto ...y sin duda q existe un puente imaginario de amor entre vos y tu querida vieja ...un abrazo del alma querido amigo..
ResponderBorrarMuchas Gracias por tus palabras. Un abrazo. Paz y Bien
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