En tiempos que el tiempo era tiempo envuelto en horas para gastar viviendo, surcando estrellas los sueños amanecían en las costas de utopía
Blancas nubes en el cielo jugaban con el viento a hacer castillos y formas frente al sol que saludaba a la luna mientras la noche se besaba con el día
Cuentan que el corazón, preguntó a la mente: Donde vas con tanta prisa ¿?
La mente respondió certera: “Me dirijo donde pasan las cosas para anticipar su ocurrencia”
La mente le preguntó al corazón: Y tu porque aceleras tus latidos ¿?
El corazón respondió sereno: “Porque me pasan cosas con reiterada ocurrencia”
Desde entonces… estando tan cerca… jamás se cruzan… mucho se conocen… nada se cuentan… aunque a ambos les pasen las mismas cosas
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