viernes, 3 de diciembre de 2021

Una marca imborrable

Buscaba sentarse siempre en el último banco de la fila de la izquierda, cualquier sea el aula que le tocara

Lo más cerca posible de la ventana; alejado del radar del profesor en el escritorio

Se complicaba cuando había alguno que acostumbraba a pasearse entre los pupitres o cuando algún preceptor hacía inspección de “pelos largos” que sobre pasaban el cuello de la camisa

Cada año, repetía esa rutina, si se quiere caprichosa, ya transformada en cábala; no solo suya sino del resto de los compañeros, que le exigían se cumpla rigurosamente

Parece que tenían mejores resultados ellos que el amigo, qué a juzgar por las notas en el boletín hubiera dado lo mismo cualquier lugar

El se defendía “es que tengo mala suerte”; puede ser; está bien; ok; pero 4 años de mala suerte, daba para pensar qué en algún momento, por ahí sin querer, había pisado un gato; el tema era acertar con el año; para saber si le quedaba uno todavía; vaya uno a saber, porque dicen que no hay mal que dure 100 años, pero parecía que con este pibe no rimaba…

Hasta que un día y para sorpresa de todos, puso fin a aquella etapa y fue así como al comenzar el último año, pateó el tablero y el primer día se ubicó en el primer banco, cercano al escritorio del profe

Comidilla de toda la escuela; hasta en la sala de profesores se comentaba y llegó a oídos del rector y el director de la institución, que se acercaron a la clase, para ver con sus propios ojos aquel cambio radical

Conducta intachable durante todo el año. Notas acordes al nivel presentado. Promedio 10, llegó a ser abanderado en el acto de fin de año

INCREIBLE¡! Así comenzó el profesor a cargo del discurso, al dirigirse al público presente, al alumnado, al Señor Secretario de Educación y a todo el cuerpo directivo y docente en sus palabras introductorias, destacando como ejemplo, al estudiante del 5to año de la carrera, que puso de manifiesto que cuando se quiere se puede, dejando atrás las horas negras de su pasado y transformando en oportunidades los tropiezos para definitivamente ponerse de pie y en marcha hacia un futuro inmejorable, dejando una marca imborrable por su tendencia evolutiva, jamás vista en estas aulas

Desde la bandera, sosteniendo el Asta en alto desde que se habían entonado las estrofas del himno nacional, el alumno referido miraba para otro costado…

Algunos se preguntaban en cuanto había influido ese cambio de ubicación en el aula; muchos terminaron de darse cuenta porque le decían el sordo

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