domingo, 5 de diciembre de 2021

Diversidad Brava

 

Que les molesta ¿? No tengo algo que ocultar ¿?

Una ráfaga de munición gruesa de palabras asestó al blanco una y otra vez

Imparable. Portando solo su valor, se paró de manos. Tan solo de su compañía porque sostenía que las paradas bravas, se resuelven de ese modo y así estaba siendo

Descolocó a todos, porque el mundo acostumbró a librar batallas multitudinarias, donde el que tira la piedra esconde la mano; donde se diluye el reclamo y muchos sacan ventaja para su posición

Pero esta no era la situación; se plantó mano a mano; cara a cara, con más de 50 tipos, entre uniformados y morochos de la otra bandería, tan o más bravos que él; pero de nada le importó, el número, la portación de antecedentes ni la gorra

Desde el para avalanchas, dejo el aliento, los saltos y las banderas y se deslizó por las gradas como pantera al acecho de su presa

Era el hincha caracterizado por excelencia. Bajo su miembro, respondían 200 muchachotes que lo respetaban y algunos le temían

Metió un par de manos en el camino, para abrirse paso hasta que quedó de frente a los que cuestionaban su liderazgo en la barra, acusado por cierta fama, que decía que durante día acosaba a todo quien se oponía a “colaborar” con dinero para bancar la barra y por las noches, acostumbraba a frecuentar la ruta caminando al borde de la banquina, “recaudando” guita a cambio de favores

Muchos sostenían que era una cosa de día y otra muy distinta de noche. De allí su apodo: Cachorrita

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