miércoles, 30 de junio de 2021

Esparcido en el viento

Cosas que pasan, solo una vez 

Cuando sabes, cuanto sentís que el amor de su vida se presenta frente a tu ser

Javier lo supo apenas sus miradas se cruzaron, y jamás la pudo olvidar

El corazón le dedico todos sus latidos y en cada poema su nombre versaba

Motivo de sus sueños, cada amanecer renovaba de ilusiones su sentir

No hubo día que no pasaba pensando en ella, ni estrella que dejará de mirar buscando el reflejo de sus ojos

A quien quería escuchar, se pasaba todo el tiempo, hablando de aquel amor

Estallaba su pecho y el fulgor rozagante de su rostro llenaba de luz cualquier sitio

Sabía que ella sabía que él la amaba.

Algunos pocos cuentan que una vez le declaró su amor. Pero no hay testigos de ello.

Solo quienes realmente lo conocen, afirman que todos sus versos están dedicados a ella (por más que Javier siempre ha dicho, que solo habla de su persona)

El tiempo fue consumiendo las horas y la piel sembrada de arrugas, decoraban la sonrisa de siempre. Para los que sabían mirar, sus ojos escondían aquellas palabras que en el alma sembró y nunca germinaron en el corazón de su amor

Sentía que debía hacer lo que como asignatura le había quedado pendiente

Pasó tardes sentado en la mesa junto al ventanal, escribiendo su latir. Un poco en prosa, otro mucho visceral. Abrió su pecho y se dejó ver; como nunca; como siempre

De renglón en renglón, papel secante, absorbía sus lágrimas, como el sol celebraba su sonrisa, cuando expresaba “Has sido, eres y serás el amor de mi vida”

Paciente, decoró el sobre. Esmeró su caligrafía al destacarse como remitente y marchó rumbo al correo a dejar su carta. En un momento, pensó, entregársela en mano. Pero no. Prefirió dejar que sea el amor el que decida

Regreso a tranco cadencioso. Compró algunas pavadas y se permitió un par de medias lunas, para acompañar el mate vespertino

Muy dentro de su ser, supo desde siempre, que su destino estaba signado por la pesadumbre de no ser. Quizá fue por eso, que en su bolsillo quedó, la carta para ella

Muy dentro de él sabía que ella sabía lo que el sentía y aun cuando pasara el tiempo y la espera limara la ansiedad de su doloroso silencio

Aquella misiva a su amor imposible era una utopía tan imposible como mantener oculto su sentir.

La distancia no impedía llevar su imagen por donde sea que se encontrara

Tan real como hablar con ella

Sentir sus manos

Besar sus labios

Necesitaba vivir, sintiendo que ella esperaba por él

La pureza de una mirada fue la semilla de un amor que Javier cultivó en su corazón 

Murió de viejo. 

Sus cenizas esparcidas en el viento

Una carta fue encontrada en el cajón de su escritorio que jamás llego a manos de ella.

Cuentan que quien leyó sus líneas, lloró de tristeza y suspiró de amor

Javier sintió vibrar su alma y con eso le alcanzó para ser correspondido y amar profundamente

Algunos pocos cuentan que era una utopía

Solo quienes la conocen afirman que ella pasó toda su vida enamorada esperando su sonrisa mirando una estrella escrita de versos que hablen de su amor

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