miércoles, 17 de febrero de 2021

Breve historia de un acontecer en el cruce de una esquina y otras yerbas

Tiempos de pandemia

Corona Virus. COVID 19, que ya va por el 21

Días raros los que corren.

Horizonte más de esperanza en el espíritu que por lo que se aprecia hay allá, delante de nuestros ojos

Se nota claramente, como fue causando efecto este bicho, que parece que llegó para instalarse. No está dicho desde lo científico médico o estadístico. Sino más bien, por una visión de cómo le pegó a cada uno, el encierro, el no verse con los seres queridos, el abrazo y la juntada con amigos, que tanto nos identifica a los criollos… y para mi… digo solo para mi… algo nos tocó en el balero; que se yo, podría entrar por la puerta del misticismo, de la espiritualidad, pero bueno, eso siempre lo hago, así derive este pensamiento al menos, para ese costado; y la verdad, es que se nota, o al menos aprecio que efectivamente algo, bastante o mucho, nos afectó al bocho esta porquería

Lo ves en la calle, o cuando conversas con algún amigo… te das cuenta como trastocó hasta el habla. Es como que no están alineados los patitos; piensas una cosa, decís otra, y haces algo totalmente opuesto

Y allí… la formidable jactancia de saberse mejor que el resto; por cotejar coherencia; por medir parámetros que no tienen manera de hacerse, por lo menos con las herramientas de la cotidianeidad, como ser: quien es más inteligente ¡¡?? O “Me veo mucho mejor que el otro”, que, desde luego, no sirven para nada, a nadie le interesan y tampoco suma, luego del regocijo de ubicarse en lo más alto de un podio con un solo competidor…

Y como para prueba basta un botón….

Erase la mañana de un día perfecto. Vientito fresco. Temperatura agradable y la ciudad con el número justo de habitantes; como para caminar sin el asedio del que esta apurado, y de la que quiere ver todas las vidrieras juntas para no comprar nada…

Manitos en los bolsillos. Clave para la caminata tranca. Cadencia de los pasos con la métrica adecuada, el ánimo afinado con la música que provee los auriculares conectados a la radio del celu; todo parece estar armonioso y condecía con el ánimo que se cargaba como batería, y se reflejaba en la paz del rostro.

Un disfrute… único

Hasta aquella ochava. Semáforo en rojo, para el paso del peatón, un contacto visual, divisó una figura cuya delicadeza principesca no dejaba de llamar la atención, más cuando en ese contacto visual también se había enfocado desde el otro lado de la calle

Había que cruzarse… era inevitable... Todas las señales orgánicas y gestuales se encendieron al unísono. Ella, se acomodaba el pelo detrás de la oreja, con mucha displicencia… Vestimenta casual... atractiva... muy elegante… su perfume llegaba hasta el centro de mis sentidos, haciendo impacto en el centro del latiente, que aceleraba con cada señal recibida…

De este lado, movimiento leve de desinterés, meneando la cabeza, con claro objetivo de campanear a la belleza que no dejaba de mirar…

El titilante del semáforo indica que en 10… estaremos frente a frente…Que momento¡!!!
Mil palabras se amontonaban en la puerta de mi habla, para decirle todo en apenas un segundo…

Y si… en un segundo, con las manos en los bolsillos y la complicidad de un cordón, en dos trastabilladas, primero escoré a babor, apoyando toda mi estructura en una rodilla, asumiendo la posición de Cuasimodo previo a ser castigado, para posteriormente, caer cual bolsa de papas deshilachada; en un intento ágil para incorporarme, demostrando que tengo fuerzas de piernas y no necesito el equilibro de los brazos y mucho menos las manos, que seguían bien guardadas en los bolsillos, con la música de Phil Collins que sonaba en los auriculares, me puse de pie, como borracho recién estrenado…y estaban los que querían ayudar, pero no sabían cómo; los que filmaban la escena con sus celulares y algunos curiosos que pasaban por allí miraban y seguían de viaje…

“Flaco estas bien” tiró un solidario motoquero. Si... sssisssi respondí con firmeza

La Princesa desapareció de entre la muchedumbre, y yo me hice humo rápidamente

Mientras las manos acompañaban la caminata al costado del cuerpo, y seguía muy de cerca, las afectaciones de este bicho, a la cabeza de las personas, pensaba para mis adentros… “Mejor te bajas del podio y te pedís un turnito con el locologo para hisoparte el balero”

6 comentarios:

  1. Leí con curiosidad porque quería saber cómo terminaría el encuentro. El tema es que terminé riéndome por tu ocurrencia del final. Muy bueno el relato. Buenas noches.

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    1. Si la lectura ocasiona una sonrisa mereció la pena escribirla. Un abrazo. Paz y Bien

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  2. Me sabe a lo que pasó con el mate derramado. Me encanta cómo relatas, lo presencié todo en mi mente.
    Espero que esté equivocada y no hayas sufrido ese golpe en la rodilla.
    Yo tengo otra historia, se quebró mi teléfono y se llevó con él cosas importantes.
    Cuídate mucho Patricio.

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    1. Hola Viviana. Y sigo derramando el mate.. respecto de este relato es solo fantasía. Lamento la perdida de tantas cosas almacenadas en el celu. Un abrazo. Paz y Bien

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