sábado, 9 de agosto de 2025

MANIFIESTO

No deseo una paz que se construya sobre la fractura del otro. Si mi alivio implica el dolor ajeno, ¿es alivio o es indiferencia disfrazada? Hay una ética en el descanso, una responsabilidad en la serenidad. No todo consuelo es justo, no toda calma es inocente. Me pregunto si es posible habitar la alegría sin que sea a costa de alguien más. ¿Puede la luz ser verdadera si encandila? ¿Puede el triunfo ser noble si deja sombras?

No quiero que mi bienestar sea una excepción sostenida por la norma del sufrimiento. Prefiero la incomodidad compartida a la comodidad solitaria. Hay una dignidad en caminar juntos, incluso cuando el paso es lento, incluso cuando el horizonte se retrasa. Ser camino es más que ser destino. Ser puente es más que ser paso. Es mirar atrás, es sostener el cruce, es no olvidar al que aún duda, es llevar la savia viva de tu rama

La verdad, aunque duela, es más tierna que la mentira que acaricia. La ternura, aunque tiemble, es más firme que la indiferencia que se disfraza de fortaleza. No quiero palabras que tranquilicen por costumbre, ni gestos que maquillen la herida. Quiero presencia, conciencia, vínculo y equidad

Que mi descanso no sea privilegio, sino tregua compartida. Que mi alegría no excluya, que mi luz no opaque, que mi existencia no se imponga, sino que se ofrezca. Porque ser no es afirmarse contra el otro, sino abrirse al prójimo. Porque la paz, si no es común, no es paz: es silencio pactado, es equilibrio precario

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