Cada vez que siento que no puedo... que las fuerzas me abandonan y la
duda empieza a ganarle la pulseada a la convicción de creer, busco entre mis
escasas pertenencias, donde abunda la riqueza de mi fe, y allí me encuentro... temblando
como una hoja que no se desprende de si rama, que se aferra al aire como si el
viento fuera también una forma de sostén.
Identidad que llevo a todas partes como una voz que me nombra cuando el
ruido del mundo se confunde con mi conciencia
Aunque a veces me extravío, aunque el mapa de mis huellas se borre y el
horizonte se disuelva en sombras, hay algo que permanece… una razón sin
sentido, una certeza sin forma y una verdad que no exige pruebas, pero nunca
responde y sin embargo la sigo buscando. Como quien camina sin destino, pero
reconoce cada piedra, cada sombra que se posa en el hombro como si fuera parte
del cuerpo
Hay días en que esa voz se calla, en que el susurro se vuelve viento y el viento, ausencia. Pero algo en mí insiste… una memoria sin recuerdo, una promesa sin palabra, una fe que no necesita nombre porque ya es parte de mi sangre y así sigo, con mis alforjas llenas de preguntas, con la piel marcada por lo invisible, con el corazón temblando como esa hoja que no cae, pero tampoco se queda quieta
Maravillosa escritura !!
ResponderBorrarMuchas Gracias 😊
BorrarCon el impulso de la vida misma, nuestra esencia mantiene siempre una chispa encendida, renovando fuerzas.
ResponderBorrarMe gustó tu post. Como siempre, me has hecho pensar.
Buen domingo, querido Patricio.
Muchas gracias por palabras Elsa. Buen domingo
Borrar