Así finalizó su sentida despedida,
escrita de a párrafos, en los últimos dos meses y a juzgar por la ironía de su
firma, con una clara intención de hacerle saber a la destinataria que su moral
estaba en alto. Quizá aquella en su sarcasmo resultaba una descarga emocional,
para aflojar toda la carga emocional que quien sabe desde cuando venía
soportando
Escribió su despedida como quien lanza
una botella al mar… con cuatro hojas, tres tachaduras por línea y una sintaxis
que parecía haber sido atropellada por un camión de emociones y eso fue lo más
claro de su esforzado expresar
Resultaba dificultoso leer aquellas
líneas. Ni con ganas se podían interpretar sus palabras; los lectores,
conmovidos, lloraron. No por el contenido, sino por el esfuerzo de entenderlo,
y por último de rabia
“Esto debe ser profundo”, dijeron,
mientras buscaban sentido en frases como “me fui sin irme, pero estando ido”.
“Traidora”, dijeron algunos. “Manipuladora”, otros.
La angustia colectiva creció hasta que
intervino Julia, su hermana, que se apareció con un diccionario, un café y una
paciencia digna de premio Nobel y haciéndose cargo de la dificultad expresiva
de su hermano, tradujo al terrenal entender, su carta, en un básico: “Estoy
triste. Adiós.” Ahí se acabó la compasión. Todos enfurecieron con el pobre
hermano de Julia
“¡Cuatro hojas para decir adiós!”
La gente pasó de la empatía al insulto exigiendo explicaciones. La demanda enfurecida de la turba encendida de bronca no quiso escuchar sobre la dificultad de Javier y mucho menos comprender que por el mismo motivo, tampoco pudo reflejar su sentido expresar en su carta, porque Javier, también tartamudeaba por escrito.
Brillante... 👏👏👏, hay tanto Ego que la gran mayoría de las personas que va a la Iglesia aún no comprende la imagen de quien yace en la cruz... Gran Abrazo!!! Magister!!!
ResponderBorrarAsí es queridonamigo mio, la intolerancia ganó la escena. Un abrazo grande
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