martes, 12 de agosto de 2025

Con sutil delicadeza

Que locura ¡! Que locura ¡! Repetía desesperado, con la farmacia repleta de gente, sin que nadie logre calmar su postura. Con mucho más que la voz rota, como si el alma le ardiera en el último rincón del cuerpo. Flanqueado por un halo de incomprensión, las personas a su alrededor atónitos miraban con ojos de receta vencida; le ofrecían promociones, libros de quejas, caramelos sin azúcar, pero él solo quería alivio, no puntos en la tarjeta.

El escándalo fue tal que llamaron al 911, y los efectivos policiales descendieron como ángeles blindados, cortaron la luz, el gas, el tránsito, y con megáfono en mano, le hablaron como se habla a los que ya no escuchan

Pero él, como tocado por una mano invisible, mantuvo su postura. Caminó entre los uniformes, como Moisés entre las aguas y llegó al mostrador a hacer su consulta al boticario

El tipo estaba molesto por una situación que le bajaba las defensas, incomodando sensiblemente su intimidad… y solo quería adquirir una medicación que le aliviara el tremendo dolor de esfínter que lo aquejaba y que por ese motivo es que pedía a gritos “QUE LO CURA… QUE LO CURAAAAA”


Imagen

4 comentarios: