Miró desde abajo a la terraza. Contó uno a uno los escalones.
Doce peldaños separaban el antes y después que definirían su
destino.
Decidió enfrentar lo que tanto temía: La cobardía y el miedo para
resolver algo que nunca pudo y que solo él podía hacerlo. Nadie podía ocupar su
lugar. Estaba en la más absoluta soledad…
Subió por la escalera escorado en la pared, sin mirar sus
pasos, mirando hacia arriba.
Sospechaba que su corazonada era una confirmación y quería
comprobarlo.
Esperaba encontrarse con aquella imagen; sabía que enfrentaba
el momento largamente esperado y tan temido
Una figura se ubicaba en un rincón donde apenas se dejaba ver,
esperaba por el…
Se dio ánimo tomando una bebida muy fuerte…. y se fue acercando
muy despacio a desterrar sus miedos; aquellos que había alimentado en su mente.
La lentitud de sus pasos… la respiración aceleradamente
imperceptible… los músculos de sus piernas entumecidos y sus manos transpiradas
evidenciaban la adrenalina nerviosa de la exposición
La valentía del instante, contrastaba con la cobardía de toda
su vida
Finalmente irguió su cuerpo; impávido, ordenó su mente y
serenó al corazón.
Pensaba en fracciones de segundos, que si no resolvía
aquello, nunca podía llegar a ser el hombre que creía ser; y tenía claro, que
debía hacerlo ahí, ahora y solo
De frente encaró y tomo la decisión más difícil de su vida.
Enfrentó su falta de valor y encaró aquella figura…. La chica
estaba parada en un rincón, esperando ser avanzada…observando los movimientos
del pretendiente
Titubeo en la escalera, porque recordó sus fracasos
anteriores; balbuceando guturales expresiones del miedo que tenía…no tuvo más
remedio que hacer frente a la situación.
La música no dejo escuchar muy bien las palabras que le dijo
a la chica.
Pero la respuesta de ella, se escuchó claramente; fue mordaz
y categórica: “YO NO TE SAQUE NADA…. VOS ME LO DISTE A MI…”
Las personas de alrededor, acompañaron el momento, con
miradas de estupor y comentarios de bajo tono
Nadie sabía el motivo, menos aún el origen de las palabras que
motivaron esa respuesta.
Los corrillos y la imaginación, dieron forma a todo tipo de
comentarios desacertados.
El pibe había quedado pálido y carente de reflejos y no supo
que decir, porque solo le dijo:
“TU AMOR SE QUEDO CON MI CORAZON”
“TU AMOR SE QUEDO CON MI CORAZON”
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