Solo se llamó a silencio y creyó que no había dicho nada…
Pero su callar tejía constelaciones con hilos invisibles, como si cada pausa
fuera una estrella que no brillaba para el mundo, pero ardía en su pecho.
No sabía; tampoco preguntó, porque a veces la ignorancia es un refugio, y el saber, una herida mal cerrada.
Miró al horizonte sin buscar respuestas, como quien entiende que el tiempo no
siempre revela lo que oculta.
Su boca cerrada fue más elocuente
que los discursos del ruido, y en su silencio danzó una verdad quieta, una fe
desnuda, una soledad que no pedía compañía, solo respeto.
De silencios se viste el habla
ResponderBorrarAsí es. Muchas Gracias
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