miércoles, 11 de enero de 2023

Cinco firmas dos testigos y una historia sin contar

Fue un flash de luz y un estruendo

El trueno y el relámpago juntos

Sin aviso. De la nada, la historia zamarreó la pasividad de mi habitual parsimonia y un gong de campanario despertó de un largo sueño a mis raíces. 

Un asteroide ardiendo ingresó a mi atmósfera impactando en lo profundo de mi alma. 

Agitó mi corazón. Revolucionó la calma de mi paz

Seguro estoy que fueron más de cinco los sentidos que contribuyeron a la reacción.  

Mirada atónita. El gesto de sorpresa dibujado en mi rostro. Una pausa en el respirar, precedió la rebelde ebullición del volcán de mis raíces.

Desmenuzando palabras, mis ojos sumergidos en cada renglón agitaban los sentidos. El gobierno de mi razón perdí, a manos de un simple papel, que testimoniaba algo que ignoré durante toda mi vida. 

Porque uno sabe, más cuando pasa el tiempo, que hay cosas que se diluyen de la memoria; pero también sabe, que hay cosas que son marca de yerra del acervo que el linaje de la crianza otorga y en el juntadero de anécdotas de la fuente de los mitos donde he abrevado. Es más, conociéndome nunca hice gala de tanto conocimiento para atrás de mis días, porque llego hasta ahí nomás. Dos, no más de tres paradas antes de que la partera anuncie “es un machito” y resulta que un simple papel… una copia fiel del acta de casamiento de mis abuelos puso blanco sobre negro toda mi vida

Mi abuela querida, la Ñata para Moll y alrededores. Doña Coca, para Villa Pueyrredón y los afectos que supo cosechar. Antonia para los trámites, resulta que, en menos de dos semanas, me enteran primero, que en realidad nació un día distinto, al que siempre le festejamos el cumpleaños y ahora esto… 

Nunca imagine que algo así podía ocurrir llegando a sacudir toda mi estructura hasta anestesiar mis pensamientos y dudar de mi propia historia. No se porque, pero traje al presente tantísimas cosas, como queriendo repasar una a una cada palabra, cada momento, tratando de encontrar una razón entre tantos motivos 

Estremecido y con lo último de mis reflejos atiné a llamar a Daniela, mi hermana, quien había sido quien envío aquel documento 

Sin darle lugar a nada, cuando me atiende salto como peregrino sediento al oasis ¿VOS SABIAS QUE LA ABUELA SE LLAMABA MARIA? 

Ante el mismo nivel de sorpresa de mi hermana, y ante la envolvente verborragia desplegada de ambos lados del teléfono, de repente un impacto silencioso envolvió la escena. La emotividad de la memoria, aquella del acervo se hizo presente. Sin aviso. De la nada, ambos comprendimos el significado del título de aquella película inolvidable.... "DE ESO NO SE HABLA"

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