martes, 1 de noviembre de 2022

Araca... La Cana !!


Que se yo ¿?? A mi que me decís ¿?

Increpó con vehemencia el Cacho de Suarez, al Poli que le preguntó si había visto al negro Araca

Claro; ocurre que el morocho era un malandrín y hacía unos días que andaba desaparecido y no iba a ser el Cacho, su más íntimo amigo, el que le bata a la cana, donde estaba; aunque en verdad no sabía por dónde joraca andaba, porque se borró sin decir nada

Tipos de códigos; ninguno iba a evadir esa barrera, ni siquiera a punta de pistola

Se la tenían jurada al negro y todo parecía indicar que de esta no zafaría, porque lo venían buscando de hace tiempo y le cercaron todos los bulines donde acostumbraba a perderse

Araca era un bravo de verdad. El típico macho que se la banca contra quien sea donde sea

Quizá por eso llamó la atención que no diera la cara; al menos hubiera dado señales de vida a su gente de confianza

Conforme pasaban los días, ya no solo el cobani le seguía las huellas, sino todos los miembros de la barra que acostumbraban a parar en el boliche del viejo Antúnez, sobre la avenida 9 de julio casi llegando a la Almirante Brown

Solo quienes llevan su hombría bien puesta atraviesan esa zona de noche y muy pocos se paran en la esquina a fumar un pucho

Lo más elogiable de estos vaguitos, es que no andaban calzados; sino que se jugaban su honor tan solo con su estampa y si había que meter mano… allá se mandaban

Jamás se achicaban; iban al frente como locos. Bancaban la parada. Cuanto más brava, más enjundia le metían

Cuando ya habían pasado varias semanas, sin levantar la perdiz, el Cacho decidió salir a buscarlo

Le conocía todos los tugurios y bulos donde el negro se metía

Una por una, golpeó las puertas sin resultado

No aparecía por ningún lado

Un pibito, de esos que solía andarles alrededor, le batió la justa. “El negro está en la casilla que el guardia de la estación de tren dejó libre hace unos meses” anda que lo vas a encontrar seguro

Sin poder creer lo que estaba escuchando, el Cacho salió decidido para la estación; montado en su bici, le llevó unos minutos llegar hasta las vías y allí, tal como le había contado el pibe, estaba el negro; sentado en un cajón; con una birra en una mano y un pucho encendido en su boca

Echando humo lo saluda “que haces Cacho”

“negro la reputa madre, sos boludo vos” cómo te desmarcas así sin avisar

Amigo de los amigos el negro lo calma y le convida un porrón bien frappé y entre ambos renacen las risotadas

Con los ojos eyectados en sangre, mirándose sin mirarse, sin poder sostenerse en pie; pasados de tantos fasos compartidos, tenían menos reacción que un DKW en subida, como pudieron se pararon. Tambaleantes como trompos no se sabía cual de ellos iba a caer primero

Algo inesperado pasó. Alguno le fue con el cuento a la cana y se montó un operativo sin precedentes para la barriada

Cinco patrulleros con 2 tanquetas y una jauría del destacamento de sustancias peligrosas se acercaban por la calle paralela a las vías

Estaban jugados; o enfrentaban a suerte y verdad su destino, o salían corriendo; opción que descartaron de cuajo, porque no hacía juego con los antecedentes de su prontuario

De repente, de la nada, se apareció el guardia de la estación corriendo, agitado y sin aliento, gritando a viva voz “ARACA… LA CANA” y así fue como nació la historia de como dos guapos presenciaron pasivamente como la policía se llevaba detenido al Guardia para averiguación de antecedentes por encontrar en su casilla, estupefacientes y bebidas alcohólicas en su horario de servicio

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