Salchichas con Puré (cuento)

Había una vez…

Un día venido de otro, en el amanecer de su anochecer,

desayunando entre bostezos, se peinaba frente al espejo

Mirando por la ventana 

Cómo el invento le contaba al Señor inventario un cuento

Mientras sumaba cuanto tenía dentro la bacía que alguna vez

Estuvo llena y ahora se encuentra vacía 

Has visto al as ¿? Le preguntó interesado el invento al inventario 

Desconozco a tan meritorio señor

Tan solo he visto al haz que refleja el sol por mi ventana

Discúlpeme usted caballero, espero sigamos hablando mientras

ablando la rutina 

Desde luego asintió el invento, mientras miraba la hora de reojo en su reloj de pulsera porque ahora le dio hambre para sentarse a almorzar 

De dónde vienes con tantos bienes ¿? Preguntó intrigado

el inventario, pues entre mis datos no estas registrado 

Marche hace mucho tiempo

He andado mucho de gira… aunque a juzgar por la jira

Que luzco como prenda, más vale que huya, porque

Siento que me trata como un extraño, y no quisiera ser quemado

Con hulla 

No diga eso mi querido Señor¡!! Ya que vino a mi morada, lo

considero mi ilustre visita, le ofrezco de beber buen vino, sea

usted bienvenido 

Venga, acérquese a la mesa, comparto el alimento que mis

manos cocieron en la olla hasta el ocupar toda su hoya 

¡¡¡Pero que exquisito!!! Debo admitir su mano para la cocina, señor inventario 

Es una vieja receta… se trata de Papa hervida, pisada con tenedor, con un poco de manteca y una pizquita de sal para darle sazón

Tal vez en otros lugares le llamen de otra manera, pero aquí le decimos puré¡! 

¡¡¡Que Ricooo que es!!! 

Señor inventario, le invito a usted, acompañar al puré con otro alimento 

Que sugiere usted ¿? 

Sírvase de mis alforjas, envuelto en papel sedoso, un paquete de

Embutido proveniente de Viena 

Ahhh, pero qué Maravilla¡!! 

¡¡¡Excelente idea Señor Invento!!! Dígame… cómo se llama este nuevo plato ¿? 

Bueno…. Tal vez en otros lugares le llamen de otra manera, pero de dónde vengo le decimos “Salchichas con Puré” 

Moraleja: “De tan grande la soberbia olvida, que el último no es el que pierde, sino el que queda…”