sábado, 15 de octubre de 2016

El mejor regalo

No pude ser de la partida, pese a la invitación de Daniel Ocampo.

Me lo hizo saber Vero Urdanivia; me lo contó por correo primero y personalmente luego

Lo contó Luis Díaz, el día que cumplía 42 años de servicio (que no es lo mismo que antigüedad) en la empresa.

Quemero de alma y buen tipo. Una persona querible

Compañero de mi Viejo y cuando los años me orientaron laboralmente para esa profesión, mío también.

Mecánico de oficio un laburante de esos que se arremangan y no esquivan. Era un deleite compartir largas jornadas de trabajo a su lado; eran épocas de aprender escuchando a los más grandes.

Dice Vero, que al medio día se juntaron a la hora del almuerzo para celebrar. Entre empanadas y risas animaron al bueno de Luis que hiciera un resumen de su paso por esta planta industrial.

Cuenta que habló de un montón de gente que pasó por allí; desparramó anécdotas de mil tipos. Algunas graciosas otras no tanto.

Textual de su relato:

 “Tengo que contarte esto, no es para abrumarte, es como un granito de arena para tus recuerdos… y no sé si lo sabías…

Dijo que Luis contó en uno de sus relatos…:

El momento más triste que recuerdo… fue cuándo le dijeron al papá de Patricio que había quedado afuera de la planta, sin trabajo… (Luis contó que tu mamá tenía problemas cardíacos)…, lo que más me conmovió fue lo primero que dijo el Papá de Patricio:

“y ahora cómo le digo yo a la Gorda que me quedé sin laburo…se va a descomponer…”

 Increíble tu viejo. Que simpleza y que complejidad pensar en tu mamá en su momento más difícil…

En fin; si no lo sabías te regalo esta anécdota, que no es triste, es hermosa…

Concluye Vero en su relato, que nunca pude agradecer porque aún dura la emoción y espero sea este el momento apropiado para hacerlo.

Siempre supe de epopeyas épicas de mi Papá; pero demostraciones de amor como estas son las que admiro y pretendo para mi persona.

 Mi vieja era una persona Feliz y siempre sonriente. Cantaba alegremente, tocaba zarzuelas con las castañuelas, hacía los deberes a mi lado (recuerdo sus manos mojadas aroma a lavandina y rojas del frio por lavar a mano), le gustaba escucharme leer para corregirme y sobre todo tocar la guitarra y cantar conmigo…me animó a soñar…

Mamá era así por su médula esencial, pero también porque a su lado tenía a mi Papá que no solía expresarse mucho; pero sensible le regalaba a diario a mi madre el cuidado que una Mujer merece recibir de un Hombre. El silencio del amor que no se ve

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