sábado, 8 de octubre de 2016

Aquel chico

Maravillosos años han sido aquellos, los de la escuela primaria

Por haber tenido la fortuna que nuestros Padres nos llevaron de la mano hasta el portón de entrada del Colegio.

Primero una escalinata de grandes escalones; años más tarde una rampa. Allí nos depositaban con un beso y el último arreglo del guardapolvo para lucir impecables y nos recibía la hermosa sonrisa de la Maestra

Un submundo de 7 años de duración. Cultivo de amigos y hermanos de la vida. Aprendimos mucho, Si. Pero sobre todo salimos hechos lo que somos y quienes somos.

Nos formaron desde la pedagogía y más que nada desde el amor

Es que éramos los mismos chicos que después jugábamos en las esquinas, o te cruzaban en Misa.

Casi fue una crianza en paralelo con los viejos

Recuerdo a mi Vieja decir, que sea buen chico, que me haga de amigos, que duran para siempre.

Retumban las palabras de mi viejo, decir a la Maestra el primer día de clases “Al mío si le tiene que dar un Esquiafo se lo da nomas”

Mammmmitaaaaa que los parió ¡!!!

En los actos escolares protagonizábamos obras de teatro memorables. No se notaba el cambio del diario, para quienes nos conocíamos, porque juro haber visto al Chicho decir que no hizo la tarea por ayudar a su Padre en el negocio… con una credibilidad notable (cuando la realidad habíamos estado boludeando toda la tarde con la bici).

Las Mamás te venían a buscar a la salida. Los que iban para Montevideo a la derecha; los que arrancaban para Formosa, a la izquierda.

Nenas de un lado. Varones de otro, en la formación

A mí me venía a buscar mi Mamá hasta que mi hermanita Daniela terminó el Jardín y empezó primer grado, encima en el turno tarde (yo asistía por la mañana)

Recuerdo a todas las seños que tuve, en especial a Giovanna, que fue mi maestra de 1er a 3er grado y resultó inolvidable para aquel grupo que egresó en 1976…

Año que ha de quedar en la historia por todo lo que se inició social y políticamente (aunque su gesta data de una década atrás) culminado con una guerra

Gracias a la contención de mi madre y la increíble capacidad de mi Padre, para administrar una crisis, mi infancia era una Fiesta, al igual que el Gran Benigni, la Vida era Bella.

A aquel chico, en solo 6 años le cambió la vida

Fui creciendo a la par del cole

He visto elevar la altura del campanario. Del tinglado soldar los puntales, y colocar chapa por chapa e techo y al Leo romperse la cabeza, después que con Javier le advertimos una y mil veces que eso le pasaría, si no dejaba de hamacarse con una soga puesta entre columnas.

Asistí al catecismo y formé parte de la Orgullosa Agrupación Scout 265 a cargo de Juan y Beba Grasso, con el Padre Enrique como Capellán. Para ir de campamento, salíamos a mangar por el Barrio y todo servía. Un día nos aparecimos con Marcelo Burgos con un cajón de naranjas y una bolsa de carbón ¡!!!

Hacíamos peñas y kermeses para recaudar fondos

Animábamos desde el escenario (siempre me tocaba bailar Folklore con mi hermana o tocar zamba para olvidar con mi guitarra) y también atendíamos las mesas

Dentro de aquellas aulas me dieron la triple y la vacuna de la BCG a los 10 años, y  quedó la marca para siempre en el hombro izquierdo; eso pasó porque no fue Doña Delia que daba inyecciones sin aguja… 

Supimos lo que era estar presionado. Lo comprobamos cuando la Directora, Señora Stella Maris, se aparecía en el aula en la hora de castellano a escucharnos leer…

Según estudios entendidos en la materia, las mentes prodigiosas utilizan el 50% de su cerebro. Varias de aquellas mentes poseían un talento único y notable. Pero algunos usaban el otro 50%...

Decir que mi vieja me hacía practicar lectura todas las tardes. La cabaña del Tío Tom la leí tantas veces, que hasta ligué algún latigazo que era para el querido tío…

Me partió la cabeza el Principito y un libro de estrategia de ajedrez que me regalo mi padrino Paddy.

Paddy porque todos no llamamos Patricio en esta Familia; por eso yo era El Patri cuando más chico o Pato desde la adolescencia, sino era un despelote.

Cada vez que me encuentro con los chicos de entonces, nos reímos y charlamos; la pasamos muy bien. En un momento me aparto; me hago a un costado, para verlos. Me gusta mirar y agradezco a Dios por el momento.

Sé que son etapas de la vida. Lo supe a fuerza de llantos por haber partido y de alegrías por haber regresado.

Sé también que el tiempo no vuelve atrás y nada vuelve a repetirse, aunque hay cosas que me pasan que me dejan pensando que sí.

A aquel chico, en solo 6 años le cambió la vida

Extraño mucho a mis viejos que ya no están pero siguen a mi lado. Se fueron muy rápido, cuando tenían mucho por ver, disfrutar y vivir.

Eugenia se parece tanto a mi Mamá…la puta madre lo que son los genes. Hasta tiene los mismos gestos. La veo y siento que estoy con ella

Todos dicen que me parezco cada vez más a mi Papá. Debe ser así; a veces me encuentro haciendo las mismas cosas que hacía el (y que yo lo miraba como un loco…); aunque el que más se parece a mi viejo, es Emiliano, el hijo de Daniela. Espanta el parecido. El tono de voz; la parada (ver como toma del vaso con la mano en la cintura es estar parado frente a mi Padre)

Mi Madre, me enseñó a no apartar de mí el Cáliz que me toca

Lo acepto. Me entrego

Pero cuanto me hubiera gustado que vean como aquel chico que acompañaban hasta la puerta de la escuela, ingresó a la Iglesia del Brazo su hija Laura llevándola al Altar.

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