domingo, 22 de marzo de 2015

Semillas de Amor

Cierta vez, en una comarca que reinaba la pobreza, la riqueza del monarca hacia pie en una corte repleta de aduladores, sonrientes de vacío por sus panzas llenas.

 
Hasta que la miseria toco las puertas del Palacio, los cortesanos solo vivían su realidad en forma de presente.

 
Administraron por años su riqueza repleta del hambre ajena, y no sabían resolver la situación que golpeo a sus puertas.

 
Ya no había sonrisas y la música orquestal de fiesta, se transformó en una pompa con arpegios sin clave de sol.

 
Una voz se elevó en la confusión, para traer ante el Rey sin nada, un plato con alimento, que nunca había probado.

 
El Rey al degustar su cena ordenó recompensar con su Libertad a aquel cocinero, que marchó a la comarca que padecía hambruna y suplicó al monarca que alimente a sus habitantes, recibiendo del Palacio semillas para sembrar, con las que había preparado aquel plato.

 
Los años fueron generosos y la aridez del terreno se transformó en sembradíos que trajeron riqueza.

 
Pasados los años, cierto día el Rey que liberó al cocinero, le envía una carta, donde confesaba que nunca creyó que tomaría su libertad en tanta pobreza, teniendo todo en el Palacio. Que nunca supo, el secreto de aquel plato, suplicando le ponga precio a su talento, que sería abonado en monedas de oro.

 
 Como respuesta recibe una carta, escrita por el viejo Cocinero.

“Su Alteza, la libertad es riqueza; la pobreza es solo del alma de quien se apodera de la libertad de otro. No puedo poner precio al plato, pues solo eran semillas de trigo”

 
“Lo que sembró aquel día, no fueron semillas en tierra, sino Amor en su alma”

 
Moraleja: La soberbia hace ignorantes ricos de la pobreza de su alma.  

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