martes, 2 de septiembre de 2025

No matarán los sueños

Como murmullos entre generaciones, los sueños se deslizan por las grietas del tiempo, se cuelan en las sobremesas, en los cuentos que los abuelos repiten sin saber que enseñan, en las manos que siembran sin esperar cosecha.

Se esconden en los gestos mínimos: el pan compartido, la risa que estalla sin motivo, el abrazo que no exige nada.

No matarán los sueños, porque no saben que sueñan también los árboles, que sueñan los cuerpos cansados al volver del trabajo, que sueña la tierra cuando la riegan con amor.

Allí están… en la voz que arrulla, en la canción que no olvida, en la mano tendida en el gesto cómplice de un pícaro guiño, en el recuerdo vivido de aquel amor.

No matarán los sueños, porque ya no son de uno solo, son de todos los que vinieron antes y de los que esperanzados sueñan

Daré mi vida por ellos, porque en cada niño que sueña hay un anciano que espera, y en cada hamaca que se mece, una historia vuelve a empezar

No matarán los sueños porque son la vida misma, y en cada mirada que confía, renace el mundo y aunque quieran quitarles su brillo por gritarnos cifras y urgencias, ellos persisten, suaves, como brisa en la siesta

Allí están… Sonriendo inocentes y aunque parezcan alejarse con el tiempo, y algunos los quieran sepultar tratándolos de ridículos y obsoletos, ellos animan utopías, simplemente porque solo sueñan quienes tienen pureza en su corazón

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