A menudo pareciera
que estoy con la
cabeza en otro lado
No suelo
ser descortés , aunque reconozco
que no siempre me comporté
como debía con quienes nada tenían
que ver con mi patología
Sin
justificar mis actitudes, pasa que en
el mundo donde vivo, declaré dos
direcciones
Una donde
mis pies residen. Donde cualquiera
puede tocar la puerta
Otra en el
interior de mi ser. Para entrar
hay que hacerlo por el corazón
A confesión
de partes… Casi nadie llega
hasta allí
A muchos no
les interesa
Algunos lo
desprecian
Otros
quedan a mitad de camino
Unos se han
declarado perdidos estando muy
cerca, y los que llegaron
no han querido entrar o no les
abrí la puerta…
Es que el
dolor dejo heridas que aún no
cicatrizan
Por eso me
preservo como ostra
No muestro
así nomás el interior
Donde conservo
la riqueza de la
inocencia y la pureza de mi amor
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