La noche anterior a la llegada del sol, a la luz del lado oscuro de una luna llena de silencios, cubierto el cielo como lienzo pintado de estrellas, mientras los grillos se hacían oír, una esperanza vestida de ilusiones, sembraba sus sueños en el viento como quien elevaba una plegaria deseando que la lluvia esparza sus gotas en los cultivos de su alma
El viento, cómplice de lo
invisible, acariciaba los rostros dormidos, convulsionados de paz. Las ramas
susurraban melodías y a la sombra de los deseos florecían las horas
En el umbral entre la noche
y el día la incertidumbre no pedía certezas, solo el gesto humilde de ser escuchada,
como quien confía en la tierra sin saber si habrá cosecha
Porque hay noches que no
terminan amaneciendo, solo se transforman en espera y hay plegarias que no
buscan respuestas sino el cálido abrazo de la esperanza
Ha sido un placer leerlo. Me gustó
ResponderBorrarGracias. Le dejo mi saludo
Borrar"hay noches que no terminan amaneciendo" quizás porque el día se presenta negro o gris, (alargan la noche) con tristezas y nostalgias que a veces ni siquiera sabemos por qué están presentes.
ResponderBorrarHermosa imagen.
Buen fin de semana querido Patricio.
Muchas gracias Els. Buen finde
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