Es de rugosa tersura y sinuosas travesuras, avanza sintiendo lo que hace sin saber que le espera más allá, espontáneo y genuino, sigue el norte de sus latidos, sin importarle nada más, ignorando el mandato de la exigente normalidad, ceño fruncido y cara de pocos amigos, montada en su corcel señalando hacia adelante y marchando para atrás, exigiendo sin enseñar, se siga derecho el camino que han transitado los demás
Si el destino esta
para escribirse, por qué no hacerlo al revés, como un cuento que comienza con el
fin de llegar a un principio
¿Quién es el juez
que juzga por hacer lo que el resto quiere? Si la vida está repleta de gente arrepentida
por no haber hecho lo que sentían cuando era tiempo de soñar
Será quizá momento
de alejarse de la cordura habitual y dejarse llevar por la locura incierta de vivir
sintiendo lo que hacemos sin saber que nos espera más allá…