Como un cuenco de barro abierto al cielo, moldeado de sueños con forma de vida. Vacío se vuelve promesa donde el silencio germina y la mano se tiende. Canta el cántaro cuando se llena y en su borde derrama lo que no cabe. Enseña a beber despacio los días y aprende a compartir lo que excede para que el derrame sea entrega y no pérdida. La vida, como el recipiente, no se mide en lo que guarda, sino en lo que ofrece

Es de esos escritos que obligan a reflexionar. Me encantó
ResponderBorrarMuchas Gracias !
BorrarAsí es la vida querido Patricio.
ResponderBorrarY a no dejar que se derrame lo que no cabe en el cántaro, siempre que sea algo provechoso, mejor compartirlo.
Un abrazo.
Siempre, mejor es compartir. Gracias Elsa
Borrar