domingo, 7 de enero de 2024

El acento de la impronta

Oscar fue siempre así, solía decir su tío Felipe

Era tan meticuloso; tan pulcro en el cuidado de sus cosas que llamaba la atención de todos. Tenía razón Felipe, era así desde pequeño. Era de preservar sus cosas

Llamaba la atención entre los chicos del barrio y era el comentario de los vecinos e inclusive de las maestras de su escuela. No prestaba sus juguetes, ni compartía la bicicleta, por cuidar en extremo lo suyo. Si hasta un día tuvo que intervenir el párroco, en medio de una misa, porque siendo monaguillo, Oscarcito no quería que se comparta la ostia en la comunión. Es que era de preservar sus cosas.

Si bien algunos lo veían meritorio y lo alentaban a seguir ese camino, porque lo preparaba para ser un hombre con decisión y capaz de racionalizar sus bienes sin que le tiemble el pulso, la mayoría consideraba una exageración que le ocasionaría serios problemas de relación más adelante; y así fue que en la medida que aquellos chicos fueron creciendo, cada uno acentuaba la impronta recibida en la raíz de su hogar

Entonces Jorgito, paso a tener un kiosquito, justo en la parada de colectivo del barrio y en honor todo aquello vivido en su infancia le puso “La Barra” honrando haber compartido con sus amigos

También el Chicho, instaló una gomería y le puso “La Betty” recordando a una antigua novia y así todos y cada uno de aquellos chicos

Oscarcito no puso ningún negocio. Bah, en realidad sí, pero no como los otros chicos y tampoco en el barrio. Se transformó en agente de bolsa y tenía una financiera. Finalmente, resonaban las palabras de su tío Felipe: “Oscarcito fue siempre así” Es que era de preservar sus cosas.

De cómo el pequeño que no compartía sus cosas porque era de preservar lo suyo se diferenció del resto de los chicos, era tema de conversación en la cola del almacén, en el boliche, en la peluquería, y en cada esquina del barrio.

Para los chicos de entonces, todo seguía igual. Para ellos, nada cambia la esencia, cualquiera sea el destino de cada uno.

Por eso, cuando se volvían a juntar en la misma esquina de siempre, celebraban con algarabía volver a encontrarse y dar a cada uno la bienvenida como entonces.

Por caso, cuando Oscar llegaba desde la City con un auto lujoso, conducido por un chofer los chicos decían “Ahí viene el Preservativo de Oscar”

 

Imagen: https://www.lacasedeco.com/chofer-con-auto-k.html

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