En un camino sin transitar, los lugareños se pasaban el día esperando la llegada de alguien que pasara por allí. “Aunque sea alguno que se haya perdido”, se conformaban unos con otros
Preocupados por el tiempo transcurrido sin que nadie llegue
hasta allí, algunos propusieron que sean ellos los que simulen huellas para que
quienes pasen, vean que es un camino muy transitado
Muchos interesados se llegaron hasta allí, atraídos por la
cantidad de huellas que de la nada aparecieron. Cada día llegaban muchos otros
a presenciar ese fenómeno inexplicable. Teorizaban, discutían y cerraban el día
con distintas hipótesis. Pensaban en expandir la capacidad de hospedaje. Ampliar
caminos, otorgar otra fisonomía a los pobladores y muchas cosas más.
Cierto día un caminante atravesó el pueblo transitando aquel
camino, arrastrando su cansancio en cada paso. Se podía apreciar con claridad
que venía de un largo recorrido. Sus huellas eran distintas a las encontradas
por los investigadores que, ante lo evidente del contraste, desistieron
continuar, abandonando de inmediato el pueblo, quedando otra vez solo con el
puñado de pobladores
Mientas la figura del caminante se perdía diminuta en el
horizonte, sus huellas perduraron en el tiempo, mientras que las que fueron simuladas,
desaparecieron en la primera ventisca sin dejar rastro
El logro efímero del momento empalaga al necio y atrae al inestable
interesado. Cómo el cansancio del caminante. El esfuerzo lleva tiempo; plagado
de dificultades e imprevistos, muchas veces resulta agotador, pero en sus pasos
afirma la fe en su destino y en sus huellas la forma que transita su camino…
Que hermoso!!! Gracias por compartir.
ResponderBorrarUna parábola para reflexionar....
Muchas gracias Lu!!
BorrarEs EX CE LEN TE 👏👏👏👏, Gran Abrazo Maestro!!!
ResponderBorrarMuchas gracias Pablo ! Abrazo
BorrarHermosa parábola 👌 gracias!
ResponderBorrarMuchas Gracias !!
BorrarCuando comencé a leer, recordé a una familia que vivía en un campo cercano a la escuela donde yo daba clases.
ResponderBorrarLa mujer me comentó un día, que se sentía triste cuando terminaban las clases porque no escucharía más los toques de campana que anunciaban la entrada y la salida de los niños, muy pocos niños que venían desde lejos a caballo o de a pie. Decía que hasta brotaban hierbas en el camino porque nadie transitaba entonces.
Seguí leyendo tu post, y el mensaje apunta a otra cosa, a las huellas que deja el caminante especial, ese caminante misterioso cuyas huellas no se borran fácilmente.
Y lo demás, está dicho.
Pero bueno...a veces tus escritos me desvían y me hacen recordar otros momentos vividos.
Abrazo enorme. Buenas noches.
Es la magia de la escritura Elsa. El lector viaja a través de las letras donde estas lo lleven. Gracias por comentar. Abrazo
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