domingo, 8 de diciembre de 2019

El Barba

Buscado afanosamente: “Peligroso asesino: DENUNCIELO” rezaban los mensajes que la ley pegó en cada poste. Temido, admirado y respetado por sus enemigos
En las trincheras contaban proezas tan incomprobables como ciertas. Alguno deslizó que fue testigo, una noche de luna llena y haber visto como enfrentó solo a una tropa, sin dejar rastros ni sobrevivientes
Sabía olfatear una emboscada. Tenía fisonómica entidad para bancar paradas bravas. Nunca se escudó en la clandestinidad porque entendía que debía defenderse dando la cara. Un tipo de esos que derriten cualquier brasa
Afirmado al mostrador de cualquier boliche, hacía palidecer al más taita y las mozas hacían cola para pasar una noche junto a él y entregaban ese preciado lugar por un rastro de su huella. Nadie tenía el afán de convertirse en héroe para no ser finado antes de tiempo
Cuentan que una vez el comisario a cargo del penal de máxima seguridad del pago, recibió un pedido de los reclusos, para que no reciba al referido, en caso de que cayera detenido en manos de la autoridad. Era un hueso duro de roer. Un tipo jodido
Sus antecedentes avalaban cualquier historia. Nunca se le conoció un nombre; ni procedencia, ni linaje. Áspero y de pocas pulgas, así era “El Barba”
Cuando parecía que jamás existiría alguien capaz de enfrentarlo, lo impensado se transformó en simple e inesperadamente cambió el rumbo del destino
Acodado en la barra de la taberna, “El Barba” bebía ya su cuarta botella de vino, cuando se le encendieron los ojos, al ver ingresar a un joven apuesto al salón y quien parecía ser un ogro voraz, se transformó en un frágil cervatillo, cuando sensible, sucumbió ante ese desconocido
Nadie más supo acerca de “El Barba”, después de aquella noche
Años más tarde, en las trincheras, algunos reflexionaban, acerca de aquel testigo, del cual nadie conocía, si había contado de manera cierta, la historia de aquella noche de luna llena, que “El Barba” enfrentó solo a una tropa sin dejar rastros ni sobrevivientes…

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