Día 1 a 20:
Nada.
Día 21:
Oscuridad. Líquido.
No entiendo nada. Ni quién soy, ni qué soy ¿Y dónde estoy?
¿De dónde vengo? ¿Vengo de algún lado? ¿Qué es “venir”?
-
Felicidades-
¿Qué fue eso? ¿Un ruido? No lo sé. ¿Puedo escuchar?
Siento en mí un boom-
boom, o más bien creo que solo soy ese boom-boom.
-
Este es su corazón ¿Lo ven?
Quisiera gritar
¿Puedo gritar?
Corazón. El ruido
sonó a “este es su corazón” ¿Y si el ruido habla de mí? Soy un Corazón.
Día 27:
Creo que me transformo. Como si fuera “más” que antes,
aunque no sé bien qué significa eso. Ahora tengo dos partes. Y siento que tengo
algo.
Día 30:
Empiezo a entender cosas. Yo estoy dentro de algo, y afuera
hay más como yo, pero mejores, como si estuvieran… no lo sé. Afuera las cosas
son diferentes. Quiero salir.
Recuerdo el ruido “corazón”, y yo supuse que se referían a
mí. Si los que están afuera son como yo, también son Corazones ¿No? Corazones
de Afuera.
Los Corazones de Afuera están felices.
Día 41:
Tengo cosas a lo largo de mí. Cosas extrañas y divertidas.
Aunque no puedo moverme, quisiera poder hacerlo. Me aburro de hacer simplemente
nada.
Día 54:
Lo primero que sentí fue que yo era un boom-boom, y ahora ese boom-boom
es más fuerte. Lo siento… Y sigo cambiando.
Semana 10:
Cambié. Ya no soy lo mismo que era. Antes era algo, y ahora
soy otra cosa. Pude hacer un leve sonido, tan extraño que no quise hacerlo otra
vez. Espero no hacerlo jamás.
Semana 12:
Afuera se divierten mucho. Quisiera salir. Empiezo a creer
que no voy a salir nunca de aquí.
Al menos ahora puedo moverme, aunque muy muy poco.
Semana 14:
Estoy asustado. Cada vez crezco más, y si no salgo pronto de
acá voy a reventar. Golpeé algo. Y escuché ruidos lindos.
¡Ahora puedo moverme! Es un poco más divertido, pero creo
que si estuviera afuera podría moverme más.
Semana 17:
Esto es muy divertido, no sé qué hago.
Quise evaluarme, sentir lo que soy. Primero tengo algo más
arriba. Con eso puedo pensar, que es lo que estoy haciendo. Después tengo dos
cosas largas que salen de esa primera cosa, las cuales a su vez tienen las dos
cositas más divertidas. Es tan extraño, y no me gusta que no pueda llamarlas de
ninguna manera. Tal vez si pudiera salir, los Corazones de Afuera me dirían lo
que son.
Pero lo más importante. Creo que puedo comunicarme con un Corazón
de Afuera. Puedo hacerlo. Escucho. Oigo una voz muy muy cerca de mí. Y otro boom-boom. Ese boom-boom es más lindo que el mío. Pero creo que estoy tan
acostumbrado a oír el mío, que oír otro hace que me guste más ese.
Semana 21:
¡Saben que existo! Eso me alegra mucho, porque si nadie
habla de mi ¿Existo realmente? Ahora puedo asegurar que soy algo. Oí al Corazón
de Afuera hablar de mí con otro Corazón, pero esa voz era muy muy lejana y
gruesa.
-
¿Quieres que sea nene o nena? – decía el Corazón
Lejano.
-
Nena- decía el Corazón Cercano.
-
Yo también- contestó el Corazón Lejano.
Ahora que lo pienso, si están hablando de mí, significa que
yo no termino de “ser”. Porque estaban preguntándose qué querían que YO fuera.
Entonces tengo que ser un Corazón Nena, para que los Corazones sean felices.
Quiero que sean felices por mí.
Semana 26:
Cada vez que escucho las voces de los Corazones, tanto el
cercano como el lejano, soy feliz. Y ahora sé dos cosas más: primero, la vez
que golpeé algo, Corazón Cercano se puso feliz, y se lo dijo a Corazón Lejano,
y ambos se pusieron felices. Me dedico a golpear despacito de vez en cuanto,
para que sean felices. Mi segundo descubrimiento es este: tengo algo. No algo
como lo que tenía, algo nuevo. Hay cosas a mí alrededor, y ahora puedo verlas.
Son imágenes. Me veo a mí. Es genial. Las cosas que tengo a ambos lados no son
tan increíbles como pensaba, pero siguen siendo igual de divertidas. Y puedo
cerrar y abrir estas cosas con las que veo imágenes. Me divierto.
Semana 36:
Ya no tengo espacio. Quiero salir. Me acurruqué lo mejor que
pude, con la cabeza (si, escuché ese nombre) hacia abajo. Es lo único que puedo
hacer.
Pero creo.. Creo que ya llega el momento.
Semana 40:
Siento que algo me impulsa, no sé qué pasa. Creo que voy a
salir ¡Por fin voy a salir! Quiero hacer esto lo más rápido posible. Corazón
Cercano grita. No quiero que grite. Cuando yo salga también voy a gritar.
Quiero saber qué se siente.
Lo estoy haciendo. Estoy saliendo. Esto es genial. Pero un
segundo.. ¿Y si no me gusta lo que hay afuera? ¿Puedo volver? Ahora no quiero
salir.
Sí, sí quiero salir.
Tengo miedo.
Corazón Cercano grita.
Estoy saliendo.
Corazón Cercano grita.
Tengo miedo.
Grita.. grita..
Estoy afuera.
Comienzo a gritar.
Se siente bien. Cosas salen de mí, justo de donde antes
podía ver imágenes. Aunque supongo que si dejara de sacar esas cosas de ahí,
podría ver imágenes, como antes.
Intento calmarme. Abro las cosas. Y puedo ver.
No sé cómo, pero Corazón Cercano me sostiene. Instintivamente
supe que era Corazón Cercano. Y hay otro corazón más.
-
Es hermoso- dice.
-
Si- contesta.
Eran sus voces. Me río. Puedo reír. Ellos también sonríen. Y
a Corazón Cercano le cae algo de la cara, creo que igual a lo que yo expulsaba
por donde puedo ver, hace unos momentos.
-
Estás llorando- comenta Corazón Lejano. Aunque
no es tan Lejano ya.
“Llorando”. Esas
cosas que caían eran llorando.
-
Sos papá- dice Corazón Cercano.
-
Sos mamá- dice Corazón Lejano.
Papá y Mamá. Papá y Mamá. Supongo que debo decirles así.
Los Corazones están felices. Eso me gusta. El afuera es
hermoso. Y los Corazones también lo son. El Corazón que me sostiene me mira,
como si jamás fuera a dejar de mirarme. Y luego me entrega al otro Corazón, que
tiene una voz más dura, aunque sigue siendo dulce.
Cierro las cosas con las que veo. Pienso en los Corazones de
Afuera. Ahora yo soy un Corazón de Afuera. Eso me gusta. Y los dos Corazones,
que al parecer se llaman Mamá y Papá, también me gustan.
Voy a ser muy feliz acá afuera, con ellos.
Mailen Gonzalez
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