Pero sentado frente a su
mesa, no me quedó otra que escuchar lo que el tipo contaba.
Se expresaba con tanta
elocuencia, que resultaba imposible ignorarlo; más aún con sus gestos, con el
movimiento ampuloso de sus brazos.
Su palabra atildada y el tono
de voz tenue, hacia todavía más atractivo su relato. Lo que no sabía, era
porque me atraía el contenido de su historia.
Así que decidí extender la
estadía en aquel viejo Bar de la calle Thames, para escuchar…para ver si había
un final…para averiguar porque no podía dejar de sentir intriga por esa
historia. Eran casi las 8 de la noche, y daba más para irse a cenar, que para
seguir con el rito cotidiano del café y la prosapia barrial.
El tipo hablaba, revoleando
los ojos; como buscando público; eso hizo que me despojara del temor de quedar
como un boludo, por quedarme a escuchar; entonces le hice señas al mozo; a
distancia como se acostumbra. Con otro café, me acomodé en la silla…tome varios
papeles, como para hacer que estaba leyendo, y preste atención…
El tipo prosigue con su
monologo y dice…
Fue el preciso momento donde me encontré, que
finalmente lo alcanzado no era una meta, sino el final de un principio que
nunca había comenzado. Simplemente porque se detuvo en un momento,
llevando a un abismo interior, todo
cuanto habían forjado mis sueños”
Quien lo acompañaba en la
mesa, solo atinaba a levantar las cejas, como sorprendido; no respondía nada,
entonces sigue el tipo…
“No solo eso; sino que además me di cuenta
que estaba vacío….como que todo lo que hice fue más corpóreo que siguiendo mi
esencia”
Parece como que todavía no
sale de la introducción, hasta que el tipo manda una frase tremenda
Me fui mentalmente del
ruido de sus palabras; y quien sabe hasta dónde me traslade pero seguro que
allí no estaba.
Lo que miraba eran figuras
difusas, casi sepias, como que una secuencia fílmica, era la que capturaban mis
ojos; el sonido era en 16.
Por un momento pensé que me
bajó la presión, por los síntomas; tímidamente observé a mi alrededor, como
tratando de advertir que nadie se diera cuenta de lo que estaba pasándome.
Evidentemente me fui lejos, pero estaba cerca. Hubo algo que
alteró aquella tarde tranquila.
Hice una revisión…una rápida
mirada interior, y me encuentro de frente con la historia del tipo.
Casi que empezaba a darme
cuenta, porque tenía tanta intriga; aún así no quería enfrentar la situación,
con la valentía que lo hacía este tipo, pero parecía que estaba relatando cosas
cotidianas de sucesos que me identificaban.
Era tal la sinceridad, y la
crudeza con la que plasmaba su realidad, que causaba envidia. Que claridad, por
Favor ¡!! Pero…cuanto había en sus palabras, que no dejaba distancia con el
resto de los parroquianos, que a esa altura, cuando levanté la vista, estaban
todos atentos a ese relato.
Cuando volví de mi viaje
relámpago al interior de mis pensamientos, la cosa, estaba sobre la mesa, como
quien muestra su juego de naipes, y con tintes definitorios.
“Sabes que pasó Hermano ¡!??”, “Me deje
llevar por el corazón, y como si hubiera sido un capricho del destino, cuando
se tuvieron que jugar por mí, me plantaron, con argumentos pragmáticos, y todo
lo que había puesto en la construcción de aquel amor, se destrozó, se desmoronó
y mi alma quedó destrozada”
“Me desorienté de tal modo, que hacía lo que
Hacía sin conocimiento pleno de mis actos” “Entendes loco, lo que me pasó
¡!!??”
“sissssiii, atinó a
responder su compañero”
“Me desangeló” “me rompió todo” “me quedé sin
nada; lo que mostraba no era más que mi estructura exterior” “como si fuera un
robot, pero sin control; carente de alma, de corazón, de sentimientos”
Para ese momento, ya no
había persona en ese Bar, que no prestara atención a cada palabra. Parecía como
que a cada uno, le afectaba algo de ese relato, desde algún rincón y se notaba
en los rostros; es más; algunos empezaron a enviar mensajes de texto, y hasta
se escuchaban llamadas telefónicas, pidiendo explicaciones o exigiendo cosas.
Evidentemente, llegó a
alterar la habitual parsimonia de café, y logró movilizar el interior de aquellos
Hombres, de gestos adustos; sembradores de machismo.
Cómo puede afectar un clima
de estricto gen masculino, algo que parecía ser más un libreto novelesco y
fantasioso, que una realidad.
No había lugar en el
recinto; estaban todas las mesas ocupadas, y los mozos apoyados en la barra, ya
no atendían, sino que estaban prendidos al relato. Es más; quiso ingresar una
mina, y el dueño le hizo gestos que estaba cerrado el local, como imponiendo la
impronta de café, donde solo hay lugar para hombres rudos, y tal vez, a modo
solidario impartiendo justicia, con una inocente representante del género, que
había hecho sufrir tanto a aquel cliente.
El tipo, sabido que contaba
con atención, ya habla con confianza; sintiendo que allí todos lo comprenden
“Me entregue por completo” “Le di mi vida,
mis días, mis sueños…mi juventud…TODO”
Esa frase dio apertura a la
participación de un viejo, con voz ronca, que desde su mesa, le tira “PERO VOS
SOS MEDIO BOLUDO” “SABES MUY BIEN, QUE NO PODES HACER ESO”
Claro. El momento fue un
quiebre; porque ya no era la exposición del tipo; sino que generó una
participación a nivel general.
Ya no era SU problema; era
NUESTRO problema y eso nos daba derechos.
“No crea” “Usted no sabe lo que era para mí
esa Mujer”
En mi caso, estaba más
cerca del tipo, que del viejo.
Por eso no me animé a decir
nada; porque seguro que me cabía la misma que el viejo le tiró al tipo.
“PERO NO SEAS OTARIO”, tiró
el viejo con su voz áspera
Ignorando la provocación,
el tipo sigue
“Nunca pensé que pasaría por una situación
así” “para eso había puesto más de lo que se acostumbra poner en cuanto a
sentimientos”
“ESCUCHEME” dijo uno de los
mozos
“USTED CONOCE ALGUNA
HISTORIA SIMILAR A LA SUYA ¿??”
El tipo, abdujo sus
hombros, y con cara de quien recibió por regalo una Ferrari sin papeles, atinó
a responder “¡¡¡ NO ¡!!!”
“Ve” “Se da cuenta ¿?”
“esas cosas pasan, cuando uno hace las cosas, al revés, contrarias a lo que se
debe” “usted nos deja mal parados mi amigo”
El tipo se quedó mudo por
primera vez, desde que se había ubicado en esa mesa. Las palabras del mozo,
certeras como un mano al mentón, le asestaron un golpe más a su dolor y lo
dejaron grogui, knock out
Solo dijo en vos muy
bajita… “yo estaba enamorado”
“Sí, claro” dijo el dueño
de bar
“Lo que pasa mi amigo, es
que eso, lo dejo ciego, sordo y mudo”
“Imagino que solo miraba,
escuchaba y hablaba, las palabras de otro”
“SUPONGO QUE SI LE
PREGUNTO, AHORA, CUANDO FUE LA ULTIMA VEZ QUE ALGUIEN HIZO ALGO POR USTED,
SEGURO QUE ME RESPONDE, QUE LE PLANCHARON LA ROPA y LE HICIERON DE CENAR”
Chan ¡!!! Brotan lágrimas
en los ojos del tipo.
Le dieron duro. Se nota en
su rostro abatido, la corbata floja, el cuello de la camisa desabrochado, el
cabello desprolijo de tantas veces que se pasó la mano por la cabeza. Pero, no
era el único….
Ese intercambio, dividió
las aguas, diferenciando quienes tenían claro, como llevar adelante una
relación, y quienes se parecían más a ese tipo, y algunos quedaron como
neutrales.
Su compañero lo había
dejado, hace un rato, con la excusa, que había recibido un llamado importante.
El viejo de voz áspera,
prendió un faso y balbuceaba refunfuñando sus convicciones.
El mozo, se fue a
cobrar las cuentas de las mesas, y el
dueño, empezó a cerrar la caja.
Señal que la función había
llegado a su fin.
Pido la cuenta, y le
ofrezco al desdichado, pagar la suya.
Se acercó hasta mi mesa. Me
agradece levantando las cejas, pero meneando su cabeza no acepta el gesto; tal
vez, porque no quiso quedar aún más como una víctima que da lástima.
Lo poco que le quedaba de
dignidad, lo abonó en pesos y se retiró sin saludar. Caminaba, lento, cansino,
arrastrando los pies, y desde el ventanal del bar, lo vi perderse en las
escaleras del subte.
Mientras el mozo, lleva la
propina a su bolsillo, me deja el último comentario… “Vio ¿?”, “pensar que
parecía piola y termino siendo un pobre infeliz”
Le di la mano, como única
respuesta y me fui, saludando en general “chau, nos vemos”
Mientras caminaba, no
dejaba de pensar en esa persona.
Que sería de su vida,
después de haber pasado por lo que contó con relato tan sentido??
Como un acto reflejo. Como
un anticuerpo, todo lo que me preguntaba, tenía que ver con ese pobre hombre.
Como no queriendo aceptar que aquella historia, también me había impactado.
Por un momento, repasé cada
una de sus palabras, y recordé las caras de las personas que asistimos al
relato.
De repente, frené
abruptamente a mitad de cuadra, y regrese sobre mis pasos. Volví al bar, como
buscando algo, que había olvidado.
Golpee la puerta, que ya
tenía el cartel de “CERRAMOS” y espero a que me abran, las personas que se
encontraban allí limpiando.
Me abre el dueño del bar,
sorprendido y sin que me llegue a expresar palabra, lo apuro con una pregunta
que martillaba mi culpa
“DIGAME DON LUIS??”, “USTED
CREE QUE YO SOY ASI, COMO ESE HOMBRE??”
Don Luis, me miró fijo. Me
tomo de los hombros y me sentó en una silla.
“PORQUE??” “ A USTED LE
PASO LO MISMO??” me responde
Me levanté como un resorte.
Le respondo que “NO” “NO HAY MODO QUE A MI ME PASE LO MISMO” y me volví a ir.
Mientras caminaba, me
preguntaba “DE QUE ME HABLA ESTE TIPO??”, esas cosas, solo le pueden pasar, a
alguien que haga lo mismo que hizo ese hombre….
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