La sinceridad es una virtud. Se ejerce desde la nobleza, de la máxima pureza, donde comulgan la expresión, el ejemplo y los hechos
La sinceridad no grita, se posa como el rocío en la verde
hoja que no espera y acaricia desde el haz hasta el envés llegando hasta su
ápice
No es el agua que envasada venden, aunque parezca
igual es el manantial donde nace… Es la que brota sin permiso, la que no teme
ser clara
La sinceridad no se disfraza de agrado, ni se acomoda
al oído, dice lo que es, aunque empeñe su palabra
No la confundas con cualquier otra cosa, que endulce tus oídos, aunque te beneficie, porque apenas será por un instante
Ser sincero y expresar lo que se siente es de honestos. Pero hay límites que se deben respetar y ahí es donde el silencio vale, para no herir susceptibilidades, para no caer en el "sincericidio", al menos eso es lo que pienso.
ResponderBorrarSiempre que nuestras palabras sirvan para mejorar algo, tendrían que ser bien recibidas.
Siempre haces pensar al lector, querido Patricio.
Un abrazo.
Gracias Elsa por comentar. Buenas noches
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