Hablar frente a un auditorio
es para pocos. Hay que estar muy bien preparado. Para el manejo de la pausa y
la respiración, la modulación del tono. La correcta expresión de los signos
gramaticales. Evitando expresiones que den lugar a interpretaciones. La regla
de oro es hablar simple y seguro, dejando de lado términos desconocidos o de difícil
pronunciación.
Se recomienda no caer en la tentación de la deformación expresiva
barrial. Esto fue lo que le pasó a Alberto Bustillo, tal su nombre artístico. En
el barrio era el Beto; para su vieja era Albertito. Su apellido era Cocherengo;
pero no sonaba bien en el ambiente; por lo que su representante le sugirió
cambiar por Bustillo. El asunto es que la pegó como locutor y era requerido en
presentaciones empresariales y eventos varios.
Una firma multinacional, organizó un evento con la presencia
de su Directorio y contrataron a Alberto Bustillo para que oficie de maestro de
ceremonias. La música de fondo haciendo juego con las luminarias, siguen el
paso de Bustillo al centro del escenario. Cálidos aplausos de bienvenida lo
reciben. Acomoda el micrófono y mirando a la audiencia comienza su labor:
“Señoras y Señores, sean bienvenidos a la celebración del centésimo aniversario de SU TOCADOR
empresa líder, que durante un siglo se instaló en el hogar de
todos los ciudadanos” y continuó… “Me honra estar aquí, junto a esta gran
familia de la que me he sentido parte toda mi vida, ya que en mi casa mi madre
tenía SU TOCADOR y lo usaba cuando estaba en la ducha”. Algunas caras dieron claras evidencias
de desaprobación incomodados con ese comentario
Habiendo percibido en la audiencia murmullos, lejos de amilanarse redobló la apuesta ensalzando las virtudes de la empresa
“SU TOCADOR penetró con su gran envergadura donde nadie se había atrevido” (el tono de los murmullos era notorio). Para cerrar se le ocurrió destacar el éxito de la empresa frente a sus competidores “SU TOCADOR, es el verdugo de las calles”. Terminó en un escándalo. Alberto Bustillo denunciado por las autoridades se quedó sin trabajo. Nunca imaginó las consecuencias que traerían expresar verdugo, cambiando de lugar dos consonantes
Así como hay muy buenos oradores también los hay como el Beto, que "meten la pata" y después vienen las consecuencias.
ResponderBorrarNo logré saber cuáles eran las dos consonantes.
Buena tarde de domingo.
jajajajajaja Gracias Elsa
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