El caso se resolvió rápidamente, gracias al testimonio, de un informante, al cual se lo había incorporado al programa de protección de testigos para preservar su identidad y poner a resguardo su integridad física
En su declaración reconoció conocer al acusado desde que era pequeño y que desde entonces se notaba que iba a seguir por ese camino y por eso no se sorprendía de nada de lo que pasó. Además, aportó pruebas que no dejaron dudas al juez y a los fiscales
Ante los testimonios recogidos y las evidencias presentadas, el Juez consideró más que suficiente como afirmar su convencimiento en cuanto a su decisión y terminante niega al acusado, la posibilidad de realizar su descargo
El dictamen de 20 folios y otra tanta cantidad de fojas, que citaban uno tras otro los artículos de las leyes en las cuales se amparaba la justicia para encerrar por 25 años al acusado, expresaba en el último párrafo: “Por último se aconsejan pericias psiquiátricas y custodia las 24 horas, al ser encontrado culpable del delito de depravación con antecedentes incriminatorias, al determinar esta corte, por testimonio in situ del informante, que el reo expresara a una mujer sola en ausencia de su marido que se iba a poner muy duro, que se cuide de ser salpicada porque iba a acabar muy profundo, mientras hacía ostentación de su miembro”
Pasado el tiempo y promediando su condena, el guardia cárcel que oficiaba de cancerbero, le preguntó: “Mira en que te has convertido por actuar como un degenerado”
El reo lo miró y apenas con un hilo de voz respondió “El oficio de pocero lo heredé de mi viejo; desde chico me dediqué a hacer eso. La señora vino a pedirme ayuda porque se la había tapado el pozo ciego y alguién le había dado mis referencias, porque yo era miembro de la comisión de poceros del barrio. Me dijo que estaba sola y desesperada porque el marido estaba trabajando y llegaría muy tarde. Al aceptar darle una mano le dije que se iba a poner muy duro, que se cuidara que no la salpique porque yo iba a cavar muy profundo”
