Mi casa era como una especia de brújula
Al frente un
jardín y a en la vereda una bajadita con escalones a la calle. Al fondo Doña
Berta
En uno de
los lados de mi casa, vivía Doña Delia, con Don Mario, y sus hijas Liliana y Adriana;
y al otro Don Coria y Doña Angélica con Nenin (Luis) su hijo
Hasta que
nos mudamos de allí, ese esquema siguió por años
Cosas de
entonces (a los chicos no se les daba mucha explicación) mis viejos recibían a
los muchachos del barrio con sus novias, en casa. A mí me daba mucha vergüenza,
porque si bien eran más jóvenes que mis viejos, eran bastante más grande que yo
y por conocerme me perdonaban las macanas que me mandaba en la calle; entonces
cuando venían, debía comprobar si tenían “códigos” para que no me manden al
frente contándole al viejo, que era el más jodido
Pero no hizo
falta. Eran piolas los muchachos; solo quedaba con alguna mirada poniéndome en
mi lugar, como diciendo “no te pases de vivo, porque cagaste”
Como también
tenía códigos, no pasaba esa raya y pasábamos el momento en paz
Venia Tuichi
el tintorero con su novia que no era japonesa. El manco, hermano de Benito, el
hijo del pocero; ese salía con una rubia hermosa, que era tía de mi amigo
Fabian; y venían otros dos o tres más, que siempre los veía como picaflores revoloteando
alguna mina
Les conocía
el peligre; pero la edad me jugaba en contra y los oficios sociales de entonces
no daban crédito para que un chico contara su verdad y fuera creída
Fua así, que
un día cayó el Nenin con Margarita. Una chica muy bonita, que vivía del otro
lado de la estación de tren
Además de
hermosa era buenísima y nos trataba con mucho amor. Se hizo muy amiga de Mamá y
sus padres y hermanos también eran encantadores.
Quien se
expresa es la mirada de un nene. No entendía mucho de amor; pero la verdad es
que siempre me pregunté que le vio Margarita a Nenin.
Con el
tiempo se casaron y pronto Margarita quedó embarazada y transcurridos nueve
meses, nació Diego; un bebe hermoso con los rasgos de la Mamá
Sin que el
recién nacido alcance el año, comenzaron o tal vez continuaron los problemas. De
esas cosas no se hablan… y era lógico, pero tan previsible como que la mitad de
dos es uno y era tan notorio, que un chico se dio cuenta
Mis viejos
intentaron “ayudar” a la pareja, para que recompongan las cosas; pero no era un
tema de terapia; era un tema de alcohol y violencia
Violencia
que Margarita decidió, para aquella época, hacerle frente y se fue a casa de
sus padres con la criatura
Nosotros
fuimos varias veces, y Nenin estaba también; muchas veces con el nene en
brazos; parecía que se encaminaba el asunto, y Margarita entonces regresó.
Calculo,
porque nunca más la vi, que debe haber sido la segunda peor decisión que tomó
en su vida (la primera ya la dije), porque fue para peor; recrudeció la
violencia y ahora con la intromisión del entorno familiar, lo que convirtió la
casa en un infierno; al cual Margarita que era todo dulzura no estaba
acostumbrada ni tampoco tenía que hacerlo
Así llego el
final de un principio que no debió ser.
Aquella
mañana terminó lo que nunca tuvo que haber comenzado. Es como si lo estuviera
viendo. Una imagen que llevé por siempre grabada en mis retinas y latiendo en
mi corazón. Por años sentí complicidad en el silencio por haber estado en el
lugar
Margarita se
escapó de su casa, donde la habían encerrado. Un grupo de vecinos, entre ellas
mi Mamá, forzaron la puerta y el padre y sus hermanos la estaban esperando en
un auto, para llevársela. Todo fue muy rápido. Todo fue muy triste.
Jamás supieron
los Coria que ayudamos a escapar a la Mamá y al Bebe
Jamás hable
con nadie de este tema, hasta ahora. Lo mantuve guardado como secreto, y vaya a
saber porque el reloj del destino quiso que sea este momento para liberarlo y
liberarme
Ignoro si
ese mismo destino volverá a cruzar esos caminos. Calculo que no. Nenin rehízo
su vida, y luego de muchos años murió; desconozco el paradero de Margarita y
Diego, que debe andar por los 50 años
Pero… si la
vuelvo a ver. Si algún día la vuelvo a cruzar. Luego de intentar decir que soy
el hijo de Malena y Mario, le diré que nunca olvidé todo el amor con el que nos
trataba. Que nunca olvidé a su hijo Diego y que fue un ejemplo de vida, la
valiente decisión que tomo aquella mañana, cuando el mundo de entonces aceptaba
y toleraba cosas horrendas como normales y habituales
Desde aquel día
supe que era la valentía gracias a que Margarita puso sus pétalos arriba de la
mesa
Imagen: https://ciudaddelosninosdecarbajosa.es/club-de-animacion/alza-tu-voz-contra-la-violencia-de-genero/
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