No tuvo dudas. Nunca vaciló respecto de sus convicciones.
Así era y
así ha sido siempre Esteban
Directo y frontal.
Seguro de sí. Jamás dio un solo paso atrás.
Su mirada
altiva y el orgullo sanguíneo, lo llevaban a tomar decisiones transgresoras y
desafiantes.
Gesto
adusto. Rostro serio. Hablaba poco y fumaba mucho.
Hábito que
adquirió desde muy pequeño, casi antes de entrar en la adolescencia, en sus
quehaceres de hachero en el monte. Obligado por esa circunstancia, no se dejó doblegar
y ese espíritu lo llevó a superar el límite que la condición de pobreza le
impuso; jamás se quejó de sus privaciones ni andaba dando lástima por su pasado.
Todo lo contrario. Le sirvió para modelar su carácter.
Pero… habiendo
atravesado por aquellas experiencias, es que nunca se quedaba en un sitio
demasiado tiempo.
Como si estuviera
buscando algo, se volvió un pasajero errante de su propia vida. Itinerante sin
camino. Un transeúnte inestable de cualquier parte, que nunca llegaba a cultivar
amigos. Apenas se le conocía una relación, pero poco hablaba de ella. Solo Doña María sabía.
Por eso no nadie,
de los pocos que lo conocían, se sorprendió, cuando repentinamente, decidió
marcharse de su pueblito. La coherencia fáctica lo asistía. Nada ni nadie tenía
allí que lo ate.
Tampoco era
su esencia ni su modo. Su Ph emocional se situaba en el extremo ácido de la tabla.
Así fue, que,
de un día para otro, tomó sus petates y desapareció con destino incierto.
Pasó
muchísimo tiempo. Mucha agua corrió bajo el puente; como para que la caricia
del olvido melle el corazón curtido de dureza.
Una mañana
de marzo, iniciando el otoño, Doña María salió disparada para la plaza del
pueblo, como si hubiera visto un fantasma. Había recibido carta del Esteban y
la quería compartir con los cuatro o cinco que lo conocían desde siempre. Lo
primero que dijo don Ascencio, como muestra exultante de emoción, fue “que raro”;
ninguno había ido a la escuela, razón por la cual Doña María comenzó a leer en
voz alta:
Oslo, 28 de marzo del año 2023
Queridos
amigos míos
Tiembla
mi pulso al escribir, embargado por la emoción que el corazón dicta en letras.
Han pasado años desde mi partida y siento que no he podido expresar todo el
amor que llevo dentro.
Obra de
un milagro ha sido la mirada cautivante de los ojos más hermosos que jamás haya
visto. No se su nombre. Pero todas las tardes, al regresar a mi hogar, sentado
en el metro (perdón, el subterráneo) coincidimos en el mismo vagón.
No deja
un solo instante de mirarme, al punto que me llena de timidez; y por primera
vez sentía vibrar mi alma.
Paraliza
mi accionar. Se apodera de mi la vergüenza y cuando tomo impulso para
acercarme, ella desciende del metro, apenas una estación antes de la terminal.
No sé su nombre;
tampoco que hace, ni donde vive; pero haré lo que sea para encontrarla. Siento
que es la mujer de mi vida y vaya a saber que designio misterioso, algo late en
mí, como si la conociera de otra vida.
En la
próxima carta, espero contarles, que estoy junto a ella
Un abrazo
Esteban
Sobre el
mismo papel, de la carta de Esteban, Doña María escribió unas breves líneas y
enseguida se dirigió al correo a despachar su carta, a la misma dirección que
había sido remitida.
Con emoción
desmedida, al recibirla, las manos temblorosas de Esteban cortaban el sobre con
desprolijidad. Eran apenas unos renglones. Al terminar de leer, cayó desplomado
en el sillón; la carta decía:
Querido
Esteban
Siempre
fuiste un muchacho de decisiones firmes; fuerte por fuera y sensible por
dentro. Por eso te decíamos huevo; pero al parecer el primer mundo, lejos de
avivarte te convirtió en un imbécil; la chica que mencionas es Clara, tu novia
y te sugiero que desciendas del metro en la misma estación que ella, ya que
viven juntos; agradezco, si, que hayas escrito, porque Clara nos había dejado intranquilos
en una carta que nos envió, diciendo que estaba preocupada, porque nuevamente te
habías vuelto huraño, hosco y retraído y se te daba por seguir de viaje hasta
la terminal.
Un
abrazo
Doña María. La madre de Clara
Ex ce len teeeeeeeee
ResponderBorrarMuchas Gracias Pablo !!! Abrazo
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