Rarezas de
lo cotidiano que rodean mi existencia, resbalan como agua en una vertiente por
toda mi naturaleza; tal vez por eso siempre he sido tildado de inadaptado;
porque nunca ha llegado a regar las nutrientes de mi esencia; o quizá sea la
normalidad que niego y mi alma revela su rebeldía ante ella.
Puede
parecer tonto. Pero soy de aquellos que viven en armonía; en aquella armonía que
proveen las simples cosas de la vida. Debe ser la palabra que más me guste de
las tantas que conozco.
Estoy seguro
de que no es comodidad costumbrista, traducida como zona de confort. Claramente
mi sistema de defensa declaró su independencia ante tantas injusticias, a las
que odio con toda mi alma.
Si pudiera
ir más allá de mis fuerzas, haría lo que fuera para desterrarlas. Malignas y
traidoras, son las causantes de todos los males de esta humanidad. Es más; no llego
a comprender como se multiplica por la afiliación sistemática de gentes que
llegan a formar parte de sus filas, quien sabe atraídas porque promesa. Allí
advertí que la conveniencia no siempre es buena consejera, a la hora de
inclinar su veredicto. Obsecuente fiel, decide en base a sus bases sin defraudar
sus antecedentes.
Me quita el
sueño pensar que nada se pueda hacer para erradicar de cuajo este yuyo de frutos
agrios y que siga sembrando su semilla.
Iría mucho
más allá de lo que llegan los rayos del sol, para alejarme de ella.
No dudaría un
instante en acudir hasta donde se encuentre quien tuviera el poder suficiente
para hacerlo realidad.
Movilizaría a
las masas para salir a las calles a parar este atropello que claramente atenta
contra la armonía deseada.
Deseo que el
destino de la injusticia sea el olvido y su carcelero el desprecio.
Como puede
gozar de tanto beneplácito, si a causa de su accionar millones de seres
humanos, lo han perdido todo ¿?
A veces me
siento solo e incomprendido, luchando en su contra.
Es como si
el idioma en que me expreso no fuera correspondido por el resto de la especie,
que ignora hasta mi existencia.
Que locura
Dios mío¡! Convertido en Quijote sin Sancho, cabalgo solo contra los molinos.
Es que acaso la sociedad toda, se ha convertido en zombis que son alimentados
de la palma de la mano de esta verdadera pandemia ¿?
Mis sentidos
se fortalecen, con las débiles proteínas de la esperanza. Solo queda esperar un
milagro del cielo o de quien sabe dónde.
Agotado y
sin fuerzas; ya casi a punto de desfallecer, aparece la figura siempre esperada
del equilibrio. Al fin ¡!! Grité con el poco aliento que me quedaba y me
entregué a sus brazos.
Me dio abrigo
y cobijo. Alimento mi hambruna y calmó mis ansias. Descansé en su rezago y recuperé
mi espíritu.
Dispuesto a
seguir y antes de partir, nos sentamos al alba, a observar el verde.
Me preguntó
que pensaba ante mi silencio elocuente. Respondí directo y crudamente: “Siento
que tu presencia, no ha venido solo en mi rescate.”
Es cierto,
respondió el equilibrio. “He llegado hasta ti, a recomponer tu cansancio y
sostenerte con firmeza, sí; pero sobre todo a mantener el sistema en orden,
entre los unos y los otros”
“Me estas
queriendo decir, que, a pesar de todo, ¿¿la injusticia es necesaria…??”
“así es mi
querido amigo… Sin el virus no existe la cura…y sin el mal el bien no tiene
sentido”
Y se marchó el
equilibrio, por el mismo camino por donde vino.
Imagen: https://lamenteesmaravillosa.com/cuando-miedo-al-conflicto-dejamos-la-injusticia-impere/
A Pensar se ha Dicho, Muchas Gracias por Compartir Maestro???
ResponderBorrarMuchas Gracias Pablo querido !!! Fuerte abrazo
BorrarQue loca y compleja realidad!! Abrazo grande
ResponderBorrarGracias amigo mio. Fuerte abrazo
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