lunes, 27 de marzo de 2023

La armonía, la injusticia, la conveniencia y el equilibrio



Rarezas de lo cotidiano que rodean mi existencia, resbalan como agua en una vertiente por toda mi naturaleza; tal vez por eso siempre he sido tildado de inadaptado; porque nunca ha llegado a regar las nutrientes de mi esencia; o quizá sea la normalidad que niego y mi alma revela su rebeldía ante ella.

Puede parecer tonto. Pero soy de aquellos que viven en armonía; en aquella armonía que proveen las simples cosas de la vida. Debe ser la palabra que más me guste de las tantas que conozco.

Estoy seguro de que no es comodidad costumbrista, traducida como zona de confort. Claramente mi sistema de defensa declaró su independencia ante tantas injusticias, a las que odio con toda mi alma.

Si pudiera ir más allá de mis fuerzas, haría lo que fuera para desterrarlas. Malignas y traidoras, son las causantes de todos los males de esta humanidad. Es más; no llego a comprender como se multiplica por la afiliación sistemática de gentes que llegan a formar parte de sus filas, quien sabe atraídas porque promesa. Allí advertí que la conveniencia no siempre es buena consejera, a la hora de inclinar su veredicto. Obsecuente fiel, decide en base a sus bases sin defraudar sus antecedentes.

Me quita el sueño pensar que nada se pueda hacer para erradicar de cuajo este yuyo de frutos agrios y que siga sembrando su semilla.

Iría mucho más allá de lo que llegan los rayos del sol, para alejarme de ella.

No dudaría un instante en acudir hasta donde se encuentre quien tuviera el poder suficiente para hacerlo realidad.

Movilizaría a las masas para salir a las calles a parar este atropello que claramente atenta contra la armonía deseada.

Deseo que el destino de la injusticia sea el olvido y su carcelero el desprecio.

Como puede gozar de tanto beneplácito, si a causa de su accionar millones de seres humanos, lo han perdido todo ¿?

A veces me siento solo e incomprendido, luchando en su contra.

Es como si el idioma en que me expreso no fuera correspondido por el resto de la especie, que ignora hasta mi existencia.

Que locura Dios mío¡! Convertido en Quijote sin Sancho, cabalgo solo contra los molinos. Es que acaso la sociedad toda, se ha convertido en zombis que son alimentados de la palma de la mano de esta verdadera pandemia ¿?

Mis sentidos se fortalecen, con las débiles proteínas de la esperanza. Solo queda esperar un milagro del cielo o de quien sabe dónde.

Agotado y sin fuerzas; ya casi a punto de desfallecer, aparece la figura siempre esperada del equilibrio. Al fin ¡!! Grité con el poco aliento que me quedaba y me entregué a sus brazos.

Me dio abrigo y cobijo. Alimento mi hambruna y calmó mis ansias. Descansé en su rezago y recuperé mi espíritu.

Dispuesto a seguir y antes de partir, nos sentamos al alba, a observar el verde.

Me preguntó que pensaba ante mi silencio elocuente. Respondí directo y crudamente: “Siento que tu presencia, no ha venido solo en mi rescate.”

Es cierto, respondió el equilibrio. “He llegado hasta ti, a recomponer tu cansancio y sostenerte con firmeza, sí; pero sobre todo a mantener el sistema en orden, entre los unos y los otros”

“Me estas queriendo decir, que, a pesar de todo, ¿¿la injusticia es necesaria…??”

“así es mi querido amigo… Sin el virus no existe la cura…y sin el mal el bien no tiene sentido”

Y se marchó el equilibrio, por el mismo camino por donde vino.


Imagen: https://lamenteesmaravillosa.com/cuando-miedo-al-conflicto-dejamos-la-injusticia-impere/

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