El que a hierro mata a hierro muere

Cuenta la historia que el Rey sospechaba que el heredero al trono no había sido concebido con sus gametos y decidió hacer una consulta entre caballeros de otra comarca, que desconocían el motivo de su convocatoria, para determinar por testimonio el parecido con el heredero al trono

El Rey cortaría la cabeza de quien ofenda su virilidad y ponga en duda el dominio de sus aposentos

Así llegó el día y el paje anunciaba la llegada de cada uno de sus nobles

El primero ingreso trayendo un estandarte de nobleza y en respetuosa reverencia se inclina ante el Rey, quien con el severo silencio gestual de su mirar formula la pregunta, recibiendo como respuesta: “ES SUYO ¿?”

Murmullos cargados de escándalo como nubes de tormenta, se escuchaban entre los cortesanos enfureciendo al Rey, que en el acto dio muerte al caballero atravesándolo con su espada

Así se iban sucediendo los caballeros con el mismo resultado. Algunos eran colgados en la horca y otros ejecutados a filo de espada

Al exterior del castillo llegaba la ira del Rey. Hasta que llegó el próximo caballero a ofrecer su testimonio

Saludó con respetuoso ceremonial y sin esperar le pregunten espetó: “SIN DUDAS ES SU HEREDERO”

Sospechando el Rey, que el caballero conocía lo que le esperaba si no satisfacía su demanda, le exigió al caballero, que justifique su respuesta, que, sin titubear, firme y ceremonial, otorgó al Rey la respuesta que deseaba, permitiendo este, retirarse al caballero de su reino, con una bolsa de 100 monedas de oro, títulos y posesiones

Montado en su caballo, y antes de pasar los muros del castillo, los guardias de la puerta le preguntaron: “que fue lo que dijo que convenció al Rey” a lo que el caballero respondió “que yo era su hijo”