La ley de Licurgo

Que hemos deteriorado el idioma es sabido. Así somos

Pero lo que hemos permitido con el significado de las palabras es lamentable

Los tiempos cambiaron. Sobre todo, la llegada de las nuevas generaciones y nos puso de bruces con la realidad

Que habitual resultaba escuchar decir mogólico como una gracia o para herir

Quien se quería distinguir le bastaba decir con suficiencia que era una persona normal… N O R M A L¡! Vaya a saber en qué lugar situaba a aquellos que no eran normales…

Para querer distinguirse si aborrecían lo distinto ¿?

Excepciones al margen; fueron muchas las generaciones que decían una cosa pensaban otra y ni hablar de como actuaban

Debo reconocer, sin embargo, qué si algo hacían muy bien, era cumplir al pie de la letra la definición de hipócrita

Pobres pibes, aquellos, que sufrían en silencio

Que pecado ser hijo de padres separados. HEREJES¡!

Quien se iba a animar a decir, que iba al psicólogo ¿? “Ese chico no esta bien del coco”

El génesis del patovica: Este es lindo y aquel es Feo¡! Afuera de todo baile y si tu piel llegaba a ser mestiza… agárrate catalina ¡! porque no está bien visto el morocho en estos lares

Condenas naturales. Establecidas y sobre todo impuestas a través de los tiempos

Mi vieja me enseñó por suerte; siempre lo he dicho. Mira bien, me decía, el que comparte es el que menos tiene; y aclaro para el que no sabe, mi vieja le paraba la misa al cura, por no estar de acuerdo con su homilía, mientras otros sacaban provecho, haciendo sonar las monedas que dejaban como ofrenda…

Por las dudas, porque siempre hay alguno que se confunde, esto no es política. Estrategia vil, que esgrimen los moralistas, cuando no tienen argumentos, para debatir ideas

Si les molesta la imagen descripta, pueden dos cosas. Correrse del espejo, pues es su imagen la que refleja, o pedir perdón por el daño que causaron

A ver… ahora quien se anima a decir que es normal