Una caricia al alma

 
Recostado en la improvisada biblioteca, aquel libro obsequio de mi Madre, asomaba entre el resto de la pila, con el señalador sobresaliendo desde una página

Ordenando el lugar todos los días, lo empujaba hacía adentro. Como para mantener una línea entre los libros; y todos los días una y otra vez el libro asomando entre la pila

Rutina repleta de Toc’s, y aún así no dejaba de llamar mi atención aquello de acomodar el libro a diario

Busco para mis adentros, respuestas que no encuentro en el cotidiano. Agradezco los días vividos en una plegaria terrenal y en medio dejo fluir mis flaquezas. Que se yo; soy como cualquiera. Hay días y días. Los viejos se fueron hace tiempo ya, y si bien los siento conmigo es como que a veces, egoístamente, quisiera tenerlos a mi lado

Que mi vieja tiene trato directo con el Supremo (siempre lo supe) pero sutil y tierna, a su modo me lo hizo saber…

Corrí hasta la pila de libros, desempolvé el que me había obsequiado en sus últimos días y en la página del señalador, me hizo llegar su caricia…